Editorial:

Creciente europoder

EL QUINTO y reforzado Parlamento Europeo, constituido ayer bajo la presidencia de la democristiana francesa Nicole Fontaine, afronta un quinquenio decisivo. El giro a la derecha de la Asamblea de Estrasburgo tras las elecciones europeas de junio ha permitido a la sucesora de Gil-Robles -la segunda mujer que llega en 20 años a la presidencia de la institución, tras Simone Veil- batir cómodamente a su rival propuesto por los socialistas, el ex presidente portugués Mario Soares. Al frente de una institución generalmente poco conocida y que parece remota a muchos ciudadanos, Fontaine deberá impuls...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

EL QUINTO y reforzado Parlamento Europeo, constituido ayer bajo la presidencia de la democristiana francesa Nicole Fontaine, afronta un quinquenio decisivo. El giro a la derecha de la Asamblea de Estrasburgo tras las elecciones europeas de junio ha permitido a la sucesora de Gil-Robles -la segunda mujer que llega en 20 años a la presidencia de la institución, tras Simone Veil- batir cómodamente a su rival propuesto por los socialistas, el ex presidente portugués Mario Soares. Al frente de una institución generalmente poco conocida y que parece remota a muchos ciudadanos, Fontaine deberá impulsar las reformas necesarias para ampliar la Unión a los antiguos países comunistas, probablemente el mayor desafío de la Europa comunitaria.El Parlamento de Estrasburgo, que estrena también una faraónica sede criticada por muchos, tiene poco que ver con los poderes legislativos nacionales. No controla o aprueba las acciones de un Gobierno concreto; y los ciudadanos europeos todavía conciben la política en términos domésticos. Ésa es una de las causas de la elevada abstención en los comicios de junio, la más alta desde que en 1979 se iniciaran las elecciones directas. Tampoco ha sido ajeno a este desinterés el eco de las historias de despilfarro y nepotismo que precedieron a la renuncia en bloque, en marzo pasado, de la Comisión de Santer.

Pese a su aparente lejanía, el Parlamento Europeo es la institución que más ha cambiado en los 47 años transcurridos desde que se inició el camino hacia la integración europea. Sus 626 miembros actuales no pueden redactar o aprobar leyes por iniciativa propia, pero su trabajo es más relevante para los ciudadanos de la UE de lo que muchos aprecian, más allá de su papel vigilante sobre los derechos de los consumidores. Y sus poderes han sido notablemente acrecentados tras la entrada en vigor, en mayo pasado, del Tratado de Amsterdam. El Parlamento que inicia nueva legislatura tiene mayores competencias para controlar el Presupuesto de la Unión y a la propia Comisión Europea, amén de haber adquirido, a través del mecanismo de la codecisión, una enorme fuerza legislativa en casi todos los ámbitos, a excepción de la agricultura y la unión monetaria. Estrasburgo tiene tanto de reto como de esperanza.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En