Editorial:

Advertencia boloñesa

LA PÉRDIDA de Bolonia para la izquierda italiana en los comicios municipales no sólo tiene un alto contenido simbólico. Durante más de medio siglo, los comunistas -históricamente- y luego sus herederos socialdemócratas del partido del primer ministro D"Alema han gobernado Bolonia la Roja. La capital de Emilia- Romaña, y de la salsa boloñesa, ha sido siempre puesta como ejemplo de una ciudad que funciona -escuelas, salud, transportes- con los criterios de la izquierda ortodoxa. Al socaire de una apatía electoral sin precedentes, casi del 60%, y sólo por un punto de margen, un candidato apoyado ...

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LA PÉRDIDA de Bolonia para la izquierda italiana en los comicios municipales no sólo tiene un alto contenido simbólico. Durante más de medio siglo, los comunistas -históricamente- y luego sus herederos socialdemócratas del partido del primer ministro D"Alema han gobernado Bolonia la Roja. La capital de Emilia- Romaña, y de la salsa boloñesa, ha sido siempre puesta como ejemplo de una ciudad que funciona -escuelas, salud, transportes- con los criterios de la izquierda ortodoxa. Al socaire de una apatía electoral sin precedentes, casi del 60%, y sólo por un punto de margen, un candidato apoyado por el Polo de la Libertad, de Berlusconi, ha arrebatado a la izquierda su mito. Pero, más allá de la anécdota, la caída de Bolonia tiene dos lecturas inmediatas. Una, que se trata del primer signo relevante, espectacular por inesperado, de la creciente confusión en la alianza gobernante; entre el ex comunista D"Alema y su predecesor en el cargo, el boloñés Romano Prodi. El jefe del Gobierno y el presidente designado de la Comisión Europea mantienen una persistente pugna desde octubre, cuando el primero sustituyó al caído Prodi al frente del Ejecutivo mediante uno de los característicos pactos palaciegos italianos. La amplia coalición que gobierna ni siquiera se pone de acuerdo sobre cuestiones cruciales, como las recetas que el país necesita para alinearse económicamente con sus socios punteros de la UE. Ayer mismo, el ministro del Tesoro presentó un programa de cuatro años para enderezar el déficit, del que se ha caído la reforma, que apoyaba D"Alema, de un sistema de pensiones que se lleva el 14% del PIB, más del doble de la media comunitaria.

Bolonia significa también que vuelve a pisar fuerte el populista Silvio Berlusconi, el hombre detrás del nuevo alcalde independiente y a quien quizá se ha enterrado prematuramente tras sus fugaces siete meses en el poder en 1994. Pese a los encontronazos con la justicia del magnate metido a político, su partido, Forza Italia, ha obtenido más votos que cualquier otro en las elecciones europeas de junio, distanciándose tanto del posfascista Fini como del jefe de la separatista Liga Norte, Umberto Bossi, sus rivales por la jefatura de la derecha combinada. Este renovado protagonismo de Berlusconi se produce a menos de dos años del final de la legislatura.

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