Un miembro de los GAL admite que espió a refugiados vascos en Francia

Daniel Fernández Aceña, miembro de los GAL condenado en su día por el asesinato del ciudadano francés Jean Pierre Leiba, admitió ayer ante el juez Baltasar Garzón que espió a refugiados vascos en el sur de Francia para el empresario Víctor Manuel Navascués, que le pagaba por esa misión. Fernández Aceña agregó, según fuentes de la acusación, que sospechaba que esos datos pasaban después al servicio de información del Cuartel de la Guardia Civil en Intxaurrondo (San Sebastián), que dirigía en aquella época, entre 1983 y 1987, el ahora general Enrique Rodríguez Galindo. El miembro de los GAL dec...

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Daniel Fernández Aceña, miembro de los GAL condenado en su día por el asesinato del ciudadano francés Jean Pierre Leiba, admitió ayer ante el juez Baltasar Garzón que espió a refugiados vascos en el sur de Francia para el empresario Víctor Manuel Navascués, que le pagaba por esa misión. Fernández Aceña agregó, según fuentes de la acusación, que sospechaba que esos datos pasaban después al servicio de información del Cuartel de la Guardia Civil en Intxaurrondo (San Sebastián), que dirigía en aquella época, entre 1983 y 1987, el ahora general Enrique Rodríguez Galindo. El miembro de los GAL declaró ayer en calidad de imputado en el proceso que el juez Garzón instruye por el asesinato del prófugo Juan Carlos García Goena, en 1987, que fue el último crimen de la banda terrorista.

García Goena murió al estallar un artefacto explosivo en los bajos de su vehículo. Inicialmente fueron acusados del atentado terrorista los ex policías José Amedo y Michel Domínguez. Sus compañeras sentimentales, Inmaculada Gómez y Blanca Balsategui, habían declarado que habían visto la bomba la víspera del crimen. Sin embargo, la Audiencia Nacional absolvió a los ex agentes debido a que apreció móviles espurios en el testimonio de las mujeres.

Fernández Aceña admitió haber conocido a García Goena, a quien describió como "una persona que hablaba poco" en la empresa en la que trabajaba en el País Vasco francés. Aceña dijo que en la empresa había, según épocas, entre 20 y 40 refugiados vascos y que él "tenía que dar cuenta de lo que veía, cómo reaccionaban ante los atentados de ETA, que unos aplaudían y otros criticaban abiertamente, quienes eran milis y quienes polimilis...", pero dijo que nunca dio datos que sirvieran para cometer atentados.

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