La derecha navarra parte como favorita en estos comicios

La derecha navarra afronta las elecciones con absoluta tranquilidad. Y no porque 1.200 policías vayan a vigilar hoy el proceso para elegir a 50 parlamentarios forales y 1.896 concejales de 272 municipios, así como a los miembros de 366 concejos y a los europarlamentarios. La tranquilidad de UPN-PP se debe a su certeza de que crecerá a costa de los votos que hace cuatro años le robó su escisión, CDN, y que será la fuerza más votada en el Parlamento y en Pamplona y sólo le resta averiguar a qué distancia de la mayoría absoluta se queda en ambos casos. Sólo una auténtica sopa de letras de la opo...

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La derecha navarra afronta las elecciones con absoluta tranquilidad. Y no porque 1.200 policías vayan a vigilar hoy el proceso para elegir a 50 parlamentarios forales y 1.896 concejales de 272 municipios, así como a los miembros de 366 concejos y a los europarlamentarios. La tranquilidad de UPN-PP se debe a su certeza de que crecerá a costa de los votos que hace cuatro años le robó su escisión, CDN, y que será la fuerza más votada en el Parlamento y en Pamplona y sólo le resta averiguar a qué distancia de la mayoría absoluta se queda en ambos casos. Sólo una auténtica sopa de letras de la oposición arrebataría el Ejecutivo a los regionalistas, algo que parece muy difícil de conseguir. Para suplir ese déficit de escaños, UPN tiene dos posibilidades: convencer a su "socio natural", el CDN de Juan Cruz Alli, previsiblemente necesitado de un balón de oxígeno para compensar el varapalo que le dan las encuestas, o ganarse a los socialistas articulando acuerdos frente al crecimiento del nacionalismo. Los quince días de campaña, que culminan hoy con el voto que están llamados a depositar 462.086 navarros para elegir un Parlamento al que se presentan ocho candidaturas (UPN, PSN, EH, CDN, IU, EA-PNV, Partido Carlista e Independientes de Navarra), no han modificado los mensajes. UPN ha logrado centrarla en el eje navarridad-vasquidad. No a cualquier precio La oposición socialista, con perspectivas de crecimiento, sigue sin fiarse del nacionalismo democrático, y menos aún de EH, de manera que su candidato a presidente, Juan José Lizarbe, no ha modificado su apuesta: si esta noche constata que para acceder a la presidencia necesita el apoyo o la abstención de EH no iniciará ni el proceso de elección. El PSN-PSOE ha luchado por incluir en sus discursos el mensaje de que es necesario cambiar el color del Gobierno para que la comunidad deje de ser un "coto cerrado" en manos de los "amigos de Miguel Sanz". Pero Lizarbe no está dispuesto a arrebatarle el poder a cualquier precio. "No voy a ser presidente de Navarra siendo prisionero político del entorno terrorista", ha reiterado. Izquierda Unida de Navarra interpreta esta renuncia como la "excusa perfecta" de un PSOE temeroso de unir sus votos a IU para articular un "verdadero gobierno de izquierda". EA, fuerza parlamentaria, y el PNV, extraparlamentario en Navarra, han hablado mucho de municipios, de bienestar, de vivienda, de barrios y poco de Lizarra o de paz. Por contra, EH han proclamado que el proceso de pacificación conseguirá un futuro político e institucional unitario "para Euskal Herria".

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