ELECCIONES 13-J Municipales

Farolas para alumbrar el tercer milenio

El PP aspira a ampliar su mayoría absoluta en Valencia apoyado en la gestión populista impulsada por su alcaldesa, Rita Barberá.

, La ciudad de Valencia se ha convertido en los últimos cuatro años en un gran escaparate en el que Rita Barberá, cómodamente instalada en la alcaldía gracias a la mayoría absoluta que el PP consiguió en mayo de 1995, ha mostrado lo que la oposición ha calificado gráficamente como la "política de celofán": una amalgama de proyectos heredados y de gestión virtual adobada con baños de masas y una cuidada atención a los pequeños problemas cotidianos de los ciudadanos, todo ello acompañado por una serie de propuestas grandilocuentes y algunas actuaciones de cara a la galería. Paradigmas de esta g...

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, La ciudad de Valencia se ha convertido en los últimos cuatro años en un gran escaparate en el que Rita Barberá, cómodamente instalada en la alcaldía gracias a la mayoría absoluta que el PP consiguió en mayo de 1995, ha mostrado lo que la oposición ha calificado gráficamente como la "política de celofán": una amalgama de proyectos heredados y de gestión virtual adobada con baños de masas y una cuidada atención a los pequeños problemas cotidianos de los ciudadanos, todo ello acompañado por una serie de propuestas grandilocuentes y algunas actuaciones de cara a la galería. Paradigmas de esta gestión de escaparate han sido, sin duda, la frustrada candidatura a la capitalidad cultural europea del año 2000 y el pomposo proyecto del III Milenio. En cuanto a obras, el mayor logro es el nuevo palacio de congresos, diseñado por el británico Norman Foster, principal motivo de orgullo de Barberá. Pero lo más visible es el mar de farolas que ha inundado la urbe. Hace cuatro años, Barberá, que en 1991 había llegado a la alcaldía por un estrecho margen -nueve concejales del PP por ocho de Unión Valenciana (UV), el partido con el que en su primer mandato gobernó en coalición-, consiguió la mayoría absoluta, con cerca del 49% de los votos y 17 ediles. Su gestión populista le había dado resultado, aunque, paradójicamente, fueron iniciativas de las áreas municipales controladas por los regionalistas las que le reportaron mayor rentabilidad electoral. Por eso, desde 1995 se propuso acentuar estas políticas, que pasan más por la calle que por los despachos, con la intención de renovar la mayoría absoluta. Un objetivo que, de acuerdo con las encuestas, se verá cumplido mañana. El PP podrá gobernar sin apoyos otros cuatro años, en los que los bancos de la oposición experimentarán una importante renovación. Los socialistas presentan a Ana Noguera, elegida en las elecciones primarias del partido, mientras Esquerra Unida ha fichado a Antonio Montalbán, antiguo líder de Comisiones Obreras. Por UV aspira a la alcaldía Társilo Piles. De los tres grandes objetivos que se marcó en 1995 -continuar con la política de actuaciones cercanas al ciudadano, proyectar Valencia hacia el exterior y ejecutar el Plan Estratégico- Barberá sólo ha cumplido el primero, especialmente con los planes de aceras y alumbrado. El objetivo de reforzar la proyección exterior de la ciudad se vio truncado cuando se perdió la posibilidad de la capitalidad cultural europea -opción por la que Barberá apostó fuerte, pero para la que no contó con el apoyo del Ejecutivo central, entonces ya en manos del PP-, aunque la alcaldesa trató de alcanzarlo mediante el invento del III Milenio, que pretendía convertir a Valencia en la capital del pensamiento mundial del próximo siglo. Se trata de una idea que le vendieron tres jubilados en el verano de 1995 y que no ha dado los frutos esperados a pesar de que el Ayuntamiento ha destinado a la Fundación IIIMilenio, creada expresamente para explotar la iniciativa, 1.200 millones de pesetas. La oposición socialista ha reclamado al Gobierno municipal que explique sus cuentas, pero no ha tenido éxito. Además del Palacio de Congresos, inaugurado en 1998, y de las obras, menos visibles, en el alcantarillado, Barberá ha puesto gran empeño en los jardines: desde enero ha asistido a una treintena de inauguraciones; en mucho casos, eso sí, de simples "medianeras ajardinadas" con varios bancos y unas cuantas papeleras. El plan de renovación de las aceras también ha supuesto fuertes inversiones, además de molestias para los ciudadanos, que en los últimos tiempos se han visto obligados a vivir en una ciudad llena de zanjas y vallas. Pero lo más destacado de estos cuatro años en Valencia ha sido el plan de alumbrado, que en el mandato precedente había impulsado Juan Vicente Jurado, edil de UV. Éste abandonó la formación regionalista hace dos años y ahora figura en la lista popular. El plan ha supuesto la inversión de 8.000 millones en los últimos ocho años, en los que se ha multiplicado por dos el número de puntos de luz en la ciudad. Pero el programa, del que Barberá se muestra muy satisfecha porque ahora, dice, "Valencia está muy bonita desde el aire", ha motivado críticas por el exceso de iluminación y porque ha primado a las zonas pudientes, en las que se concentra el voto del PP, frente a los barrios periféricos. Además, ha despertado sospechas de corrupción por los elevados precios de las farolas instaladas, que el Ayuntamiento compraba en algunos casos a precios superiores a los de mercado, pagando hasta dos millones por unidad. La oposición reclamó una investigación al respecto, pero igualmente sin éxito.

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Escándalo de los ecoparques

Con todo, el escándalo más sonado se produjo a finales de 1998 con motivo de la compra de dos solares destinados a la instalación de sendos ecoparques. El Ayuntamiento convocó, en pleno agosto, un concurso para obtener el suelo necesario para estas instalaciones. La empresa Ceryp,SA, la única que acudió a la licitación, ofreció por 118 millones dos solares por los que poco antes había pagado 48. Los socialistas destaparon el asunto y exigieron una comisión de investigación, pero los populares no la aceptaron y sólo dieron marcha atrás después de un crítico informe firmado por el secretario municipal, quien constató la existencia de un "enriquecimiento injusto" y propuso "enderezar" el expediente, anular el pago efectuado a Ceryp y compensar a la empresa con solares de valor equivalente, previa tasación por técnicos independientes de los terrenos comprados. Dicha tasación corroboró que el equipo de Barberá había pagado por ellos el doble de su valor. Los socialistas presentaron en el juzgado una querella por un presunto delito de fraude que posteriormente ampliaron por posible prevaricación. El asunto está en manos del juez. Y el PP no cumplirá su propio acuerdo de "enderezar" la operación y recobrar el dinero mientras no se resuelva la querella.

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