Ahora, Timor Oriental

Indonesia tiene otra decisiva cita con las urnas dentro de dos meses. Será el 8 de agosto en Timor Oriental, donde habrá un referéndum patrocinado por la ONU para decidir si la antigua colonia portuguesa, que el régimen de Suharto invadió en 1975 y se anexionó en 1976, quiere ser independiente o prefiere una amplia autonomía dentro de Indonesia. Las pasiones están desatadas en el territorio, donde las bandas prointegracionistas tienen sometida a la población a un régimen de terror. El propio gobernador puesto por Yakarta ha sido amenazado por los extremistas, lo mismo que los emisarios de la O...

Indonesia tiene otra decisiva cita con las urnas dentro de dos meses. Será el 8 de agosto en Timor Oriental, donde habrá un referéndum patrocinado por la ONU para decidir si la antigua colonia portuguesa, que el régimen de Suharto invadió en 1975 y se anexionó en 1976, quiere ser independiente o prefiere una amplia autonomía dentro de Indonesia. Las pasiones están desatadas en el territorio, donde las bandas prointegracionistas tienen sometida a la población a un régimen de terror. El propio gobernador puesto por Yakarta ha sido amenazado por los extremistas, lo mismo que los emisarios de la ONU, contra los que ayer hubo una manifestación.Megawati Sukarnoputri no gusta de la idea de la independencia y ha hecho manifestaciones contradictorias sobre la consulta. Su visita a Dili, la capital, durante la campaña electoral careció de apoyo popular y la participación en la votación del lunes fue mínima. Manuel Carrascalão, portavoz del Consejo Nacional de la Resistencia Timorense, una entidad que agrupa a diversos grupos independentistas, atribuye esta oposición de Megawati a los ricos recursos naturales (petróleo y café) de Timor Oriental. "Por eso pedimos que Europa nos ayude a ser independientes, porque tenemos medios para sobrevivir", dice.

Carrascalão está en Yakarta con su familia. Tuvo que huir de Dili por las amenazas de los integracionistas, que en abril asaltaron su casa y mataron a un hijo, Manuelito, y otras 11 personas que huían de los integracionistas. Según Carrascalão, sólo el 10% de los 800.000 habitantes del territorio son integracionistas. Por eso las milicias, "controladas por comandos especiales indonesios, tratan de evitar que se celebre la consulta".