El Ejército serbio toma el control de las fronteras de Montenegro

El intenso pulso que desde que empezó la guerra en Yugoslavia mantienen los Gobiernos de Serbia y Montenegro, los dos componentes de la Federación Yugoslava, alcanzó durante el fin de semana un punto crítico: soldados yugoslavos que obedecían órdenes de Belgrado tomaron el control de los puestos fronterizos de Montenegro con Albania y Bosnia-Herzegovina y detuvieron a no menos de 150 albanokosovares que pretendían cruzar a Albania tras haber entrado en Montenegro para escapar de la situación de Kosovo. También buscaban a jóvenes serbios llamados a filas que huyen a Bosnia para no tener que ves...

El intenso pulso que desde que empezó la guerra en Yugoslavia mantienen los Gobiernos de Serbia y Montenegro, los dos componentes de la Federación Yugoslava, alcanzó durante el fin de semana un punto crítico: soldados yugoslavos que obedecían órdenes de Belgrado tomaron el control de los puestos fronterizos de Montenegro con Albania y Bosnia-Herzegovina y detuvieron a no menos de 150 albanokosovares que pretendían cruzar a Albania tras haber entrado en Montenegro para escapar de la situación de Kosovo. También buscaban a jóvenes serbios llamados a filas que huyen a Bosnia para no tener que vestir uniforme. El Gobierno montenegrino, que se niega a apoyar al serbio en sus enfrentamientos con los aliados, pidió ayer la retirada de los soldados. Dragisa Burzan, viceprimer ministro, reaccionó con dureza. "El Ejército está controlando los papeles de la gente en nuestras carreteras", dijo. "Está claro que quiere apoderarse de nuestras fronteras". Para Burzan, se trata de "otra contribución al golpe de Estado" que las autoridades de Montenegro temen esté preparando el régimen de Slobodan Milosevic. Sobre el terreno, el de ayer fue un día relativamente tranquilo, aunque por la noche volvieron a sonar las alarmas en Belgrado. La OTAN anunció que habrá un incremento sustancial de la actividad militar en las próximas jornadas, al tiempo que en EEUU crece la perplejidad de la opinión pública ante la falta de resultados de la campaña aérea. En España, el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, reconoció haber pedido que donaciones aportadas por particulares en favor de refugiados albanokosovares pasen a cuentas públicas controladas por la Administración.