50 jóvenes se enfrentan con bates y navajas por una discusión de tráfico

La calle de Miguel Fleta (San Blas) fue escenario en la madrugada de ayer de una batalla campal entre okupas y un grupo de jóvenes de San Blas. La pelea, en la que intervinieron unos 50 personas armadas con bates de béisbol, puños americanos y navajas, se desencadenó, según la Jefatura Superior de Policía, a la puerta de un local okupa. Ocho jóvenes resultaron heridos, uno grave. La policía y los propios okupas niegan que en la gresca interviniesen cabezas rapadas.La mecha de la pelea prendió en torno a la medianoche junto al número 3 de la calle Miguel Fleta, donde se encuentra el centro okup...

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La calle de Miguel Fleta (San Blas) fue escenario en la madrugada de ayer de una batalla campal entre okupas y un grupo de jóvenes de San Blas. La pelea, en la que intervinieron unos 50 personas armadas con bates de béisbol, puños americanos y navajas, se desencadenó, según la Jefatura Superior de Policía, a la puerta de un local okupa. Ocho jóvenes resultaron heridos, uno grave. La policía y los propios okupas niegan que en la gresca interviniesen cabezas rapadas.La mecha de la pelea prendió en torno a la medianoche junto al número 3 de la calle Miguel Fleta, donde se encuentra el centro okupado La Nevera. Esa noche había concierto. Iban a actuar en el local tres grupos de rock duro: MCD, Desastre y Birreros. Un Citroën BX se metió a esa hora por dirección prohibida por la calle (que desemboca en la calle de los Hermanos García Noblejas). Cuando el conductor intentó cambiar de sentido, estuvo a punto de atropellar a los jóvenes que estaban entrando en el concierto. Se desató entonces una fuerte discusión entre los ocupantes del vehículo y los okupas. Este incidente no pasó a mayores. Sin embargo, los implicados volvieron dos horas más tarde con bates de beisbol y navajas, según la policía.

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La policía que acudió al tumulto fue atacada por los jóvenes y pidió ayuda a los antidisturbios

Eran las tres de la madrugada cuando llegaron al centro un Renault 5 y un Volkswagen Golf. De su interior se bajaron unas 10 personas, armadas con palos, bates de béisbol y navajas, según la versión policial. Uno de ellos, según relataron los testigos a la policía, era el conductor del Citröen BX que había intervenido en el primer incidente.El grupo la emprendió a golpes con los jóvenes que estaban en la puerta del local, una antigua fábrica de frigoríficos. Los okupas señalaron anoche que los agresores superaban los 30. "Vinieron armados hasta los dientes y sin mediar motivo, comenzaron a pegar a la gente que estaba fuera. Eran macarras con ganas de bronca. Apedrearon la nave y a la gente de la calle. Llegó la policía y no pudieron reducirlos", indicaron.

Uno de los asistentes al concierto, Darío M. T., de 26 años, resultó herido grave tras recibir una puñalada en el abdomen. Un okupa logró escapar de la pelea y entrar en la sala donde se celebraba el concierto. Se subió al escenario y alertó a los 250 asistentes de que unos rapados estaban agrediendo a parte de los asistentes. Eran las tres de la madrugada.

"La sala estaba llena. Cuando este chaval dio el aviso, la gente comenzó a salir en tromba hacia la calle y se organizó una auténtica batalla campal. Algunos de nosotros lograron escapar de la bronca y metieron a un colega que le habían apuñalado en el abdomen", explicó un okupa.

En ese momento comenzaron a llover botellas, y los golpes se repitieron "por doquier", según este testigo. Los que se quedaron dentro del local llamaron al Samur. "La pelea duró bastante rato y toda la calle estaba al final llena de litronas rotas", recordó un asistente al concierto.

En la reyerta, resultaron heridos otras siete personas, con edades comprendidas entre los 17 y los 29 años, según la versión policial. Todos ellos terminaron con golpes o cortes de cristales o de navajas. Tres fueron traslados por el Samur al hospital Ramón y Cajal y dos al Gregorio Marañón. Otros dos heridos acudieron por sus propios medios a los centros médicos. La mayoría recibió el alta a lo largo del día. Este servicio de urgencias desplazó cinco ambulancias al lugar del incidente. Cuatro de los heridos eran okupas y el resto, eran jóvenes que iban en los coches de los agresores.

Tres de los implicados tienen, según la Jefatura Superior de Policía, antecedentes: uno, de 17 años, por atentado a agentes de la autoridad y daños; Daniel D. L., de 20 años, por atraco y agresión sexual, y Darío M. T., de 26 años, por robo y daños. La policía trataba ayer de determinar a qué bando pertenecían.

La policía recibió en el 091 el primer aviso de la pelea alrededor de las 3.45. Al lugar acudieron una patrulla de las Policía Municipal y otra de la Policía Nacional. En el tumulto, los agentes fueron atacados. (la Jefatura Superior no determinó ayer quiénes les habían agredido). El primer vehículo terminó con las lunas rotas y los agentes tuvieron que refugiarse y pedir refuerzos.

La policía recurrió entonces a agentes antidisturbios. A su llegada, los 250 asistentes abandonaron el local y la zona del tumulto y huyeron a la carrera por las calles de Albarracín y de Emilio Muñoz. En su huida quemaron un contenedor y lo colocaron en medio de la vía para intentar frenar la persecución de los agentes. Los bomberos del Ayuntamiento desplazaron un camión autobomba al lugar para apagarlo.

La policía cortó las calles de Hermanos García Noblejas y de Miguel Fleta durante unas dos horas para atender a los heridos y poner orden. Durante la intervención fueron decomisadas una navaja tipo mariposa y un gancho de hierro de 40 centímetros de largo. Una policía nacional resultó herida leve tras sufrir una contusión.

"Se han ensañado"

Un okupa señaló que esta reyerta es "el primer altercado que sufre el movimiento" desde que se estableció en La Nevera. "Lo que no logramos entender es por qué se han ensañado con nosotros cuando no hemos hecho nada. Creo que tenían ganas de pelea y vinieron aquí", explicó el okupa.

El centro social La Nevera funciona desde hace unos dos meses. En su interior vive de forma habitual una decena de jóvenes. Sin embargo, el local alcanza su apogeo los fines de semana. Al estar ubicado en un polígono industrial, no crea problemas de ruido al vecindario.

Una familia que vive en el colegio de Santa Cruz explicó ayer que durante la semana no se aprecia movimiento ninguno. "De vez en cuando ves entrar a alguien, pero no se meten con nadie", explicaron.

Estos vecinos aseguran que los jóvenes se divierten hasta "altas horas de la madrugada" y acostumbran a limpiar la calle antes de que amanezca. "Yo suelo venir los domingos por la mañana alrededor de las ocho de la mañana para abrir las canchas deportivas del colegio y me encuentro todo limpio, sin una botella o sin ningún vaso", indicó Julián Fernández, del colegio de Santa Cruz, "nunca nos han molestado y ha sido gente que no nos ha dado ningún problema". Sin embargo, ayer su rutina cambió.

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