Tuson arremete contra el lenguaje políticamente correcto

Explicar las lenguas como espacios de encuentro, y no de separación, entre los seres humanos. Éste es el objetivo que persiguen las páginas del ensayo ¿Com és que ens entenem? (si és que ens entenem), del lingüista Jesús Tuson (Valencia, 1939), publicado por Empúries. Un objetivo aparentemente sencillo pero que parte de un hecho "misterioso y curioso". De cómo los humanos abrimos la boca y emitimos un signo lingüístico, y de cómo somos respondidos. "Los humanos", dice Tuson, "estamos absolutamente disparados hacia la comunicación oral. Si se nos cierra una puerta, abrimos otra". A partir de e...

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Explicar las lenguas como espacios de encuentro, y no de separación, entre los seres humanos. Éste es el objetivo que persiguen las páginas del ensayo ¿Com és que ens entenem? (si és que ens entenem), del lingüista Jesús Tuson (Valencia, 1939), publicado por Empúries. Un objetivo aparentemente sencillo pero que parte de un hecho "misterioso y curioso". De cómo los humanos abrimos la boca y emitimos un signo lingüístico, y de cómo somos respondidos. "Los humanos", dice Tuson, "estamos absolutamente disparados hacia la comunicación oral. Si se nos cierra una puerta, abrimos otra". A partir de estos postulados, Tuson disecciona los mecanismos que hacen posible el significado y la comprensión. En este sentido, el autor niega que las lenguas sean "instrumentos de confusión". "Nos han vendido unas cuantas motos sobre estos temas", asegura. Unos ejemplos: "La moto del conductismo, la del lenguaje políticamente correcto, la de los tabúes...". A juicio del autor, son estas teorías, los eufemismos y las prohibiciones los que "crean confusión y esconden la realidad". Tuson se pregunta cómo es posible que para hablar de los destrozos y muertes de la guerra de Kosovo se hable de "daños colaterales". Y añade: "Algunas veces la delicadeza funciona, pero otras veces se lleva a unos extremos en que nos uniformiza". Y es que las lenguas y los lenguajes son "instrumentos que permiten la mentira y la manipulación". Pero, y ésta es su teoría, "a pesar de que el lenguaje es una cárcel, los humanos tenemos la llave para salir de ella". A fin de cuentas, prosigue, "nos entendemos". ¿Y es cierto que cada vez hablamos peor? "No. Se habla de la pobreza lingüística de los jóvenes, pero es que muchas veces la lengua se utiliza para acompañar, no sólo para transmitir información". Lo que sí es cierto, señala, es que "quizás se esté perdiendo la capacidad de narrar". En contrapartida se abren nuevos códigos y espacios de comunicación, como los que ofrecen las nuevas tecnologías. Y los chats en concreto, con los que mediante un ordenador los usuarios pueden conversar unos con otros a partir de una escritura que reproduce, en la mayoría de los casos, la comunicación oral.

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