La juez del 'caso Torras' investiga el origen de las cartas falsas de Prado

La juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, que instruye el caso Torras, intentó ayer esclarecer el origen de las dos cartas falsas con el membrete de la Casa del Rey y la firma del embajador Manuel Prado y Colón de Carvajal que Javier de la Rosa utilizó para justificar ante KIO como pagos políticos la desaparición de 429 millones de dólares. El abogado Juan José Folchi declaró que De la Rosa le dio las misivas para llevarlas a la sede de KIO en Londres. De la Rosa, por su parte, dijo que a él se las dio el presidente de KIO.

La juez citó a los dos imputados en el caso después de ...

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La juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, que instruye el caso Torras, intentó ayer esclarecer el origen de las dos cartas falsas con el membrete de la Casa del Rey y la firma del embajador Manuel Prado y Colón de Carvajal que Javier de la Rosa utilizó para justificar ante KIO como pagos políticos la desaparición de 429 millones de dólares. El abogado Juan José Folchi declaró que De la Rosa le dio las misivas para llevarlas a la sede de KIO en Londres. De la Rosa, por su parte, dijo que a él se las dio el presidente de KIO.

La juez citó a los dos imputados en el caso después de que, semanas antes, otro de ellos, el administrador de sociedades gibraltareñas Plinio Coll, en libertad bajo fianza, declarase que las dos cartas le habían sido exhibidas por Folchi en 1991 en un avión privado de Torras que les condujo a Londres. En ese momento, Kuwait, propietario último de KIO y de Torras, acababa de ser liberado de la ocupación por las tropas de Irak y el mensaje de las dos cartas era de agradecimiento por el pago a España de los 429 millones de dólares. La insinuación evidente era que los pagos habían servido para comprar voluntades políticas y conseguir el apoyo español a la guerra contra Irak para liberar el emirato del golfo Pérsico.Según el relato de Coll, Folchi, que, al igual que el primero, afirmó haber creído en su momento en la veracidad de las dos cartas, le explicó que le habían sido entregadas por De la Rosa para que las hiciera llegar al presidente de KIO, Fahad al Sabaj.

Origen de los documentos

Ayer, Folchi refrendó el relato de Coll y manifestó que De la Rosa fue quien le entregó los documentos. Tanto Coll como Folchi declararon en el mismo sentido en el juicio civil que se celebró en la Corte Comercial de Londres y que está pendiente de sentencia.La nota disonante la aportó ayer De la Rosa, que había sido trasladado a Madrid en furgón policial desde la prisión barcelonesa de Can Brians, donde se encuentra recluido desde el pasado mes de octubre por orden de la juez Palacios. De la Rosa declaró que él tuvo acceso a las cartas precisamente a través del presidente de KIO, quien se las enseñó en su despacho de Londres. El antiguo vicepresidente ejecutivo de Torras descartó que nadie pudiera haber considerado nunca verdaderos esos documentos. El fiscal no pudo dejar de preguntar ayer a De la Rosa por qué motivo no declaró lo mismo en noviembre de 1995, cuando la fiscalía decidió abrir una investigación a fin de esclarecer si había existido un intento de chantaje a la Corona.

Otro aspecto interesante de la declaración de De la Rosa se refiere a las cuentas suizas a su nombre que recibieron varios miles de millones de pesetas procedentes de las arcas de Torras, motivo precisamente por el que ahora se encuentra en prisión provisional incondicional. Hasta ahora, el financiero había sostenido que él era tan sólo un titular fiduciario; es decir, que actuaba en nombre de un tercero; en este caso, KIO. Ayer, De la Rosa cambió la historia y de forma voluntaria explicó que esas cuentas, en realidad, eran "operaciones que encubrían una fiducia de KIO, pero no que fueran cuentas fiduciarias". Es decir, De la Rosa reconoce que él era su propietario.

El cambio obedece, probablemente, a que ya no podía sostenerse la historia de que él no era el beneficiario, especialmente desde que los bancos suizos aportaron documentos en los que se constataba, sin posibilidad de duda, que el titular y beneficiario de esas cuentas era él mismo.

Además, otros testimonios aportados en el caso, como el del miembro de la oficina londinense de KIO Richard Robinson, han señalado que las cuentas no oficiales del grupo kuwaití -las denominadas external accounts (cuentas externas), a las que se refirió De la Rosa- eran siempre gestionadas por personas del propio KIO, sin que se consintiera que lo hiciera alguien ajeno a KIO. Y, en cualquier caso, el banco tendría documentos autorizando esa situación, algo que no se produjo.

De la Rosa también fue interrogado sobre los motivos por los que pagó a Manuel Prado 100 millones de dólares utilizando dinero de Torras. El financiero explicó que Prado realizó funciones de lobby y de intermediación ante la banca y la Administración.

Fondos de KIO

Uno de los ejemplos que citó fue el de convencer a la Administración socialista del carácter mixto, privado y público, de los fondos invertidos por KIO en España. Este reconocimiento implicaba un menor control del Gobierno sobre las empresas y operaciones del grupo kuwaití.En la declaración de ayer hubo nuevas versiones sobre otras transferencias. Éste fue el caso del pago al empresario Enrique Sarasola, quien en una de las operaciones investigadas, la de la sociedad Croesus, recibió 27 millones de dólares en una cuenta suiza controlada por la sociedad panameña Horowitz. Tras haber declarado De la Rosa en Londres, en el mismo escrito en el que reveló los pagos a Prado, que esa entrega obedecía a desembolsos relacionados con la operación inmobiliaria de la plaza de Castilla de Madrid, donde se construyeron las dos torres de la Puerta de Europa, ayer dijo desconocer los detalles, que, según él, fueron controlados por los responsables de KIO en Londres.

Por la tarde, De la Rosa inició el camino de vuelta a la prisión barcelonesa de Can Brians, de nuevo en furgón y sin opción a puente aéreo como en alguna ocasión anterior.

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