Un hombre golpea a su compañera, rompe la casa y ataca a dos agentes
Pablo C. F., de 39 años, repartió en la noche del domingo golpes por doquier, según la Policía Municipal. Primero agredió a su compañera sentimental, de 30 años; luego destrozó cristales y muebles de la casa con una barra de hierro y trató de golpear a dos agentes del 092 que acudieron a su domicilio, situado en un piso de la calle Magdalena (distrito Centro). Finalmente, fue necesaria la presencia de seis agentes para detener al agresor, que fue trasladado a la unidad psiquiátrica del hospital Gregorio Marañón, según informó ayer la Policía Municipal.Los incidentes comenzaron a las ocho de la...
Pablo C. F., de 39 años, repartió en la noche del domingo golpes por doquier, según la Policía Municipal. Primero agredió a su compañera sentimental, de 30 años; luego destrozó cristales y muebles de la casa con una barra de hierro y trató de golpear a dos agentes del 092 que acudieron a su domicilio, situado en un piso de la calle Magdalena (distrito Centro). Finalmente, fue necesaria la presencia de seis agentes para detener al agresor, que fue trasladado a la unidad psiquiátrica del hospital Gregorio Marañón, según informó ayer la Policía Municipal.Los incidentes comenzaron a las ocho de la noche. Los vecinos oyeron golpes y gritos en la vivienda. A continuación llegó un patrulla de la Policía Municipal. Les avisó la mujer, que les abrió la puerta. Tenía sangre en la cabeza, en las manos y en la camisa. No paraba de temblar y llorar. "La persona con la que vivo esta fuera de sí y me ha agredido como en otras ocasiones", dijo la mujer. Los agentes entraron en el domicilio y se encontraron con la casa revuelta, varios cristales y cuadros rotos y muebles destrozados.
El hombre se encerró en la habitación del fondo de la casa. La puerta de la habitación tenía una ventana por la que arrojó a los agentes objetos cortantes como cristales, ladrillos y trozos de madera. Al mismo tiempo les insultaba y amenazaba.
Los agentes pidieron apoyo. El agresor les amenazaba con un destornillador. También decía que se iba suicidar y mostraba a los agentes las venas de su muñeca y un destornillador.
Los policías optaron por derribar la puerta y reducir a Pablo, que les esperaba con una barra de hierro entre sus manos. La mujer fue atendida posteriormente por el Samur de heridas de pronóstico reservado.