Guardias o mamparas

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Los conductores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que cubren la línea de la heroína, la 130, que une Vicálvaro con Villaverde, denuncian la peligrosidad de su trabajo. La empresa calcula que unos 3.000 toxicómanos cogen cada día el autobús para trasladarse a uno de los tres hipermercados de la droga por los que pasa la línea: La Rosilla, Las Barranquillas y La Celsa. Dentro de los autobuses ha habido reyertas. La mayoría de los toxicómanos no paga el billete y algunos conductores no se atreven a reclamarles nada por miedo a represalias violentas. Al volante, los chóferes tienen un ojo en la carretera y otro en el espejo retrovisor del vehículo. Fernando Melero, el portavoz de los conductores de la línea 130, afirma que la EMT le ha informado de que la policía nacional va a organizar un dispositivo especial para garantizar la seguridad en los autobuses de la línea. "Van a poner policía secreta en el autobús para controlar a los toxicómanos", afirma. "El día que se monte la operación policial esto va a ser otra cosa", añade.Entretanto, la EMT ha propuesto la instalación de unas mamparas de seguridad para proteger a los conductores de los toxicómanos. "Pero a muchos conductores no les gusta la idea porque supone marginar a todos los viajeros como si tuvieran la peste", se queja Melero. "Lo que el Ayuntamiento tiene que hacer es poner unas cámaras dentro del coche para ver lo que pasa. Pero lo que posiblemente sería la solución definitiva es poner dos guardas de seguridad privada en el autobús", concluye.

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