Ropa cargada con droga líquida

El desmantelamiento de un laboratorio de cocaína en el número 41 de la calle de Santa Susana (Hortaleza), el jueves, ha puesto al descubierto una lucrativa manera de importar ropa. La presunta red de narcotráfico esquivaba la vigilancia aduanera al traer la mercancía ilegal impregnada en camisas y pantalones. Pero éste método, aunque eficaz, suponía para los traficantes un problema añadido: la necesidad de tener un experto en química y la infraestructura necesaria (un laboratorio) en el país de destino para extraer la droga de los tejidos.La cocaína venía de Colombia, según explicó la policía....

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El desmantelamiento de un laboratorio de cocaína en el número 41 de la calle de Santa Susana (Hortaleza), el jueves, ha puesto al descubierto una lucrativa manera de importar ropa. La presunta red de narcotráfico esquivaba la vigilancia aduanera al traer la mercancía ilegal impregnada en camisas y pantalones. Pero éste método, aunque eficaz, suponía para los traficantes un problema añadido: la necesidad de tener un experto en química y la infraestructura necesaria (un laboratorio) en el país de destino para extraer la droga de los tejidos.La cocaína venía de Colombia, según explicó la policía. En un laboratorio de ese país, los traficantes licuaban la mercancía a través de un tratamiento con productos químicos. En unos barreños llenos de droga líquida empapaban la ropa. Luego secaban las prendas y las doblaban con pulcritud para meterlas en maletas.

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Pero el problema se planteaba a la hora de escurrir la droga. Para ello, los traficantes debían instalar un laboratorio en Madrid. Allí debían ejecutar el proceso químico contrario: metían la ropa de coca en cubos llenos de una mezcla de agua y disolventes.

Miguel Ángel J. R., de 24 años, uno de los cuatro miembros de la banda de traficantes de droga, era el encargado de todo este proceso. Dejaba las prendas en remojo y luego las escurría, primero a mano y luego con una prensa hidráulica de 15 toneladas de potencia. El líquido que sacaba al escurrir la ropa lo hervía en una olla de presión. Al cocer, el agua se evapora y la cocaína se queda en forma de pasta. Esa pasta se seca y se transforma en polvo, ya listo para el consumo.

En el laboratorio desmantelado, la policía se incautó de una decena de bidones de productos químicos, filtros, mascarillas y otros objetos necesarios en este proceso.

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