El calzado se enfrenta a una crisis por la previsión de caída de la exportación.Düsseldorf, la última oportunidad

Tras varios certámenes feriales en los que se ha apreciado un preocupante enfriamiento en las ventas de calzado, Düsseldorf, la muestra más importante del sector, que finalizó ayer en la ciudad alemana, aclarará hasta dónde se van a tener que apretar el cinturón los industriales, y a la postre, sus empleados. De momento, los indicadores son negativos. La campaña de 1999 se prevé zanjar con un descenso en las exportaciones cercano al 10%, lo que representará 20 millones de pares de zapatos que las fábricas dejarán de facturar. El año 1999 no será tan bueno como los anteriores. En 1998 se alcanz...

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Tras varios certámenes feriales en los que se ha apreciado un preocupante enfriamiento en las ventas de calzado, Düsseldorf, la muestra más importante del sector, que finalizó ayer en la ciudad alemana, aclarará hasta dónde se van a tener que apretar el cinturón los industriales, y a la postre, sus empleados. De momento, los indicadores son negativos. La campaña de 1999 se prevé zanjar con un descenso en las exportaciones cercano al 10%, lo que representará 20 millones de pares de zapatos que las fábricas dejarán de facturar. El año 1999 no será tan bueno como los anteriores. En 1998 se alcanzaron cotas históricas, con más de 317.000 millones de pesetas en exportaciones.

El coste de esta crisis, traducido a dinero, alcanzaría los 78.000 millones de pesetas en ventas. La patronal advierte de que la crisis afectará también a las plantillas actuales, que integran casi 42.000 trabajadores en España. Las causas del mal del calzado son múltiples. La crisis en Japón, el país locomotor del lejano Oriente, ha dinamitado las expectativas de la patronal zapatera con el descenso en sus compras por valor de más de 2.000 millones de pesetas. Ahora, la intención de los exportadores se fundamenta en captar a las altas capas de la sociedad nipona. Éstas son las que cuentan con más posibilidades de adquirir un zapato de calidad y diseño como es el español. La caída de la moneda rusa dio un giro a un mercado en el que se han introducido de lleno algunas empresas de Alicante (por ejemplo, Kelme cuenta allí con factorías). La falta de liquidez de este país ha provocado que muchas firmas dejen de operar en un espacio que ofrecía fuertes dividendos. La excepción al problema de Rusia la han protagonizado las grandes mercantiles que funcionan a través de bancos europeos y suizos, y que pueden afianzar por caudales más seguros el cobro de la mercancía. El sueño americano continúa resistiéndose. La saturación de las existencias del mercado norteamericano, así como el control por parte de las distribuidoras, da al traste con los intentos por adentrarse en un espacio con un potencial inabarcable. Pero no todo está perdido. La esperanza está depositada en un plan trazado desde la patronal para poder llegar al mercado que por excelencia ha estado dominado por los italianos, en cuanto a moda, y por los países orientales en cuanto a precio. El denominado Plan USA pretende introducir las marcas españolas directamente en las estanterías de los comercios norteamericanos sin tener que pasar bajo el control de las distribuidoras que monopolizan la venta en las grandes superficies. Resultados mantenidos "Crear fidelidad con nuestro calzado y dejar de lado las marcas blandas" son los parámetros marcados en el plan, según señala Pedro Méndez, secretario de la Asociación de Industriales del Calzado de Elche (AICE). El ambicioso proyecto cuenta con las ayudas del Instituto de Comercio Exterior (Icex) y del Instituto Valenciano de Exportación (Ivex). De momento, los resultados se mantienen. La última feria americana, celebrada en Las Vegas en febrero, muestra el perfil de un mercado completamente congelado para las firmas españolas. En Europa, más de lo mismo. La intención es no perder cuota de mercado, y que las exigencias marcadas por la llegada de la moneda única y el estancamiento del consumo pasen cuanto antes. La situación, pese a la discreción de la patronal, es que el año 1999 no va a ser tan bueno como los anteriores. En 1998 se alcanzaron cotas históricas con más de 317.000 millones de pesetas en exportaciones. La repercusión que el descenso de ventas al exterior provocará en los puestos de trabajo es clara. "Una caída de producción de 20 millones de pares supone menos trabajo", advierte al respecto Pedro Méndez. O lo que es lo mismo: parte de las plantillas tendrán que ir al desempleo temporalmente y el mando sobre la hoja de las contrataciones lo tendrán única y exclusivamente los pedidos. El descenso de actividad que llega al sector calzado no es sólo patrimonio español. Italia y Portugal sufren también las consecuencias de las crisis internacionales. "No desanimarse" Las recomendaciones que efectúa la patronal del sector del calzado son las de tomar precauciones y las medidas pertinentes para que el año pueda pasar sin romper el equilibrio y los buenos años del sector. Pedro Méndez señala que la clave es "no desanimarse". Las bazas por las que el calzado de Alicante ha decidido apostar son las de la calidad y el diseño. La batalla del precio, frente a países con unos costes de producción infinitamente inferiores a los españoles, es una guerra perdida, y un cuento que tiene bien aprendido la patronal. Pese a la recesión, desde la Asociación de Industriales del Calzado de Elche se recomienda "perseverar en los mercados y mantener unas relaciones mínimas", aunque éstos estén más preocupados en sobrevivir que en establecer relaciones comerciales. Aún así, no todo son sombras en el panorama exportador internacional. La búsqueda de nuevos mercados ha permitido dar con algún que otro El Dorado. Países como Polonia o la República Checa han incrementado sus compras a los zapateros españoles y han conseguido disparar los índices hasta aumentos cercanos al 200% en sus pedidos.Las ferias son el espejo en el que los industriales del calzado ven reflejada la situación del mercado. Los últimos certámenes feriales apuntan a que algo huele mal en el complicado ámbito comercial internacional. La GDS de Düsseldorf, que finalizó ayer, es el certamen más importante del apretado periplo ferial zapatero. Alemania será el último resquicio de esperanza para que el sector muestre un pequeño despunte tras las preocupantes carencias de otros certámenes, como el de Las Vegas (USA), Expocalzado (Elche), y Bolonia (Italia). La expedición partió con buenas esperanzas, aunque los resultados no responden a las expectativas. La Federación de Industriales del Calzado de España (FICE), incrementó su presencia hasta superar los 9.000 metros cuadrados de exposición. En total fueron 225 las firmas de calzado que acudieron a este certamen a la caza y captura de los compradores europeos. La expedición de Elche era la más numerosa, con 92 fabricantes. Después, le seguían las firmas de Elda, con 52, y de Villena con 12. La idea de salvar el año es una de las directrices principales que ha marcado el desarrollo de la feria. Las expectativas que se han trazado son las de máxima cautela. Si el certamen finaliza mal, las previsiones de pérdidas realizadas por la patronal, en las que se destaca un claro freno en las exportaciones cercano al 10%, pueden quedar cortas. El sector ya ha conocido, no hace mucho tiempo, los desniveles en las exportaciones. En el año 1993, marcado por una profunda crisis, las ventas al exterior supusieron 150.000 millones de pesetas, mientras que el pasado año alcanzaron los 317.000 millones. Lo único que tienen claro es que no se va a volver a repetir la situación de aquel fatídico año.

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