Sin almohada y sin colcha

Esta carta se refiere al hospital de la Princesa y la escribo por mi propia experiencia y por la del personal, algunos de cuyos miembros animan a los familiares a protestar. Lo cierto es que, desde que es fundación, la asistencia se deteriora cada día más por falta de personal. Un día de diario, un familiar mío estuvo en el servicio de urgencias sin asistencia alguna desde las doce de la mañana hasta las ocho de la tarde, en que le ingresaron. Durante dos días estuvo sin almohada y varios días sin colcha, por no tener el hospital los repuestos necesarios. El domingo 28 de febrero de 1999 metie...

Esta carta se refiere al hospital de la Princesa y la escribo por mi propia experiencia y por la del personal, algunos de cuyos miembros animan a los familiares a protestar. Lo cierto es que, desde que es fundación, la asistencia se deteriora cada día más por falta de personal. Un día de diario, un familiar mío estuvo en el servicio de urgencias sin asistencia alguna desde las doce de la mañana hasta las ocho de la tarde, en que le ingresaron. Durante dos días estuvo sin almohada y varios días sin colcha, por no tener el hospital los repuestos necesarios. El domingo 28 de febrero de 1999 metieron en su habitación de dos camas a un tercer enfermo, con lo que la aglomeración se hizo insoportable. El hospital de día estaba vacío pero nuestras sugerencias en el sentido de que lo habilitasen cayó en el vacío. Parece que la táctica es juntar los días de fiesta a todos los enfermos y facilitar (?) así el trabajo al poco personal. Podría seguir con más anécdotas, como la de un postre de mandarinas que se retiró al estar muchas podridas, pero volvieron a aparecer al no haber otra cosa -así nos dijeron entonces- en la cocina. Mi consecuencia es que el ahorro tiene que salir de alguna parte pero, como siempre, sale de los más débiles.-