Cartas al director

El niño de Sierra Leona

De repente, en un informativo televisivo aparecen en pantalla la cara de terror, los gritos infantiles de ayuda y desesperación del niño de Sierra Leona. Un niño secuestrado por unos y ahora torturado por otros, solo, perdido ante sus agresores. Tengo su imagen clavada en el cerebro, y reafirman mi desconfianza en el género humano y sus sistemas de convivencia, las formas de tratar a sus semejantes. Los telediarios le muestran acorralado ante dos energúmenos vestidos de soldados "pacificadores", pisoteado como respuesta a su indefensión; no sé si está muerto. Seguramente, pero a quién le impor...

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De repente, en un informativo televisivo aparecen en pantalla la cara de terror, los gritos infantiles de ayuda y desesperación del niño de Sierra Leona. Un niño secuestrado por unos y ahora torturado por otros, solo, perdido ante sus agresores. Tengo su imagen clavada en el cerebro, y reafirman mi desconfianza en el género humano y sus sistemas de convivencia, las formas de tratar a sus semejantes. Los telediarios le muestran acorralado ante dos energúmenos vestidos de soldados "pacificadores", pisoteado como respuesta a su indefensión; no sé si está muerto. Seguramente, pero a quién le importa; es un niño pobre, un niño negro, un niño sin interés para nadie, estorban él y su familia, sus vecinos, cuando los mercenarios se están repartiendo su país y sus recursos naturales. Así que se le tortura, y a otra cosa, mariposa. ¿Por qué los malos siempre ganan?, ¿por qué los inocentes de países sin petróleo, pero con diamantes o minerales apetecibles, no tienen aviones y tanques de la ONU, de la OTAN, para defenderles? Como madre, como mujer, como persona, intento encontrar una respuesta a la barbarie, pero no la encuentro.-

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