Tribuna:

Fuster y Blasco Ibáñez Vicente Álvarez

Joan Fuster y Vicente Blasco Ibáñez son dos personajes fuera de serie, ambos han sido centro de polémica y ambos han sido puntos de referencia para los habitantes de este país, región o comunidad, cuestión de nombres... En los dos casos ha habido marginación y deseos de olvidar su existencia, y en contrapartida no han faltado los seguidores. Pues bien, ya finalizado el llamado Año Blasco Ibáñez, organizado por las instituciones valencianas, he tenido ocasión de leer un librito editado por la Societat Bibliogràfica Valenciana, que recopila una serie de artículos escritos por Fuster en 1967 con ...

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Joan Fuster y Vicente Blasco Ibáñez son dos personajes fuera de serie, ambos han sido centro de polémica y ambos han sido puntos de referencia para los habitantes de este país, región o comunidad, cuestión de nombres... En los dos casos ha habido marginación y deseos de olvidar su existencia, y en contrapartida no han faltado los seguidores. Pues bien, ya finalizado el llamado Año Blasco Ibáñez, organizado por las instituciones valencianas, he tenido ocasión de leer un librito editado por la Societat Bibliogràfica Valenciana, que recopila una serie de artículos escritos por Fuster en 1967 con motivo del centenario del nacimiento de Blasco Ibáñez; se trata de unos escritos sin pretensiones que Fuster publicó en Destino, una revista que en momentos de dictadura intentaba mantener una tribuna liberal y democrática. Como el prologuista de la obra destaca -por cierto se trata de Manuel Bas Carbonell- Fuster se ve un poco cautivado por la personalidad de Blasco Ibáñez, al que le reconoce ser un personaje fuera de serie. El librito en cuestión, unas 47 páginas, se centra en tres facetas de la vida y obra del autor de Cañas y barro, la relación con su tierra, la obra literaria y finalmente su faceta de hombre de acción. El valencianismo político ha sido muy crítico con Blasco, quizás no entendió su actitud radical y contestataria ante el orden establecido y su animadversión a los planteamientos del nacionalismo valenciano. En este punto, Fuster avanza ya una hipótesis que después se ha ratificado, la identificación de la Renaixença con Llorente llevó al Blasco republicano al rechazo, a marcar distancias con el conservadurismo de Don Teodoro; según Fuster, "por ese justificado antagonismo, don Vicente se ofuscó, y se vio obligado, por no ser regionalista a ser provincialista". Con todo, Fuster sostiene que la huella de don Vicente nunca podrá ser raída, que su influencia social fue larga y notable, siendo una lección de libertad con sus limitaciones. Como escritor con éxito, sobre todo en el exterior, fue ignorado por nuestros escritores del centro, aunque "lo cierto es que las letras españolas de los últimos cien años no cuentan con muchos narradores de su tamaño, y de su empuje creador. La parte final de esta publicación trata de la vertiente de Blasco como agitador y organizador de movilizaciones. Algunas cosas son significativas. Según nuestro amigo de sueca, Blasco tenía mucha labia, y sus éxitos nacerían de ella; creía más en las algaradas y en los garrotazos que en los debates parlamentarios. Faceta que ha sido reflejada en la serie de García Berlanga, con mayor o menor fortuna. Fuster piensa que Blasco fue un personaje admirable, y eso es cierto; también lo es que tanto Fuster como Blasco son los dos, cada uno a su manera, admirables y ambos pese a todo han levantado polémica sobre su personalidad. Uno por su republicanismo anticlerical, el otro por su llamado "catalanismo". El Año Blasco ha servido para que las clases altas y nuestra derecha gobernante admitan a Blasco como algo muy nuestro e importante. A estas alturas nos podemos interrogar cuándo nuestras respetables instituciones reconocerán el valor de Fuster. Esperemos que no pasen décadas para ver rotulada alguna calle o avenida del cap i casal con el nombre del escritor de Sueca. Estamos en democracia, no seamos mezquinos y sepamos aceptar nuestra controvertida realidad y riqueza cultural tal cual es.

Vicent Álvarez es miembro del Consell Valencià de Cultura.

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