Tribuna:

Botellitas

DE PASADASe juntan dos periodistas y florecen las batallitas. La Asociación de la Prensa de Sevilla convocó el martes a tropecientos y estalló la guerra de la galaxia Gutenberg. Como en todos los encontronazos bélicos, el preámbulo resultó tedioso e incomprensible, de los que invitan a claudicar, firmar un armisticio y salir por piernas, o bien lanzar el primer Tomahawk contra el presentador para que se calle. La táctica intermedia, la estoica, sin embargo, se revelaría acertada. Superadas las soporíferas presentaciones, los flancos iniciaron un despliegue de nimiedades jugosas que arrancó ha...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

DE PASADASe juntan dos periodistas y florecen las batallitas. La Asociación de la Prensa de Sevilla convocó el martes a tropecientos y estalló la guerra de la galaxia Gutenberg. Como en todos los encontronazos bélicos, el preámbulo resultó tedioso e incomprensible, de los que invitan a claudicar, firmar un armisticio y salir por piernas, o bien lanzar el primer Tomahawk contra el presentador para que se calle. La táctica intermedia, la estoica, sin embargo, se revelaría acertada. Superadas las soporíferas presentaciones, los flancos iniciaron un despliegue de nimiedades jugosas que arrancó hasta las risas de los vigilantes de seguridad de la sala de El Monte, que devoraron a hurtadillas la tertulia de periodistas veteranos. Ya se pueden imaginar, en la pelea por narrar la batallita más memorable se partían los sillones. Porque antes del Corrector Informático -ese todopoderoso diccionario que cambia palabras por similitud ortográfica (de haber autorizado su mano intervencionista esta crónica hubiera arrancado de otra guisa: "Se juntan dos periodistas y florecen las botellitas")-, pues antes del Corrector que espera agazapado una oportunidad para ensañarse existían las pifias artesanales, que también tenían su mérito. Antiguos redactores de El Correo de Andalucía, de aquella etapa que perteneció a la Iglesia "pero no figuraba entre las lecturas favoritas de Dios", rememoraron gazapos que harían empalidecer de envidia al Corrector, si el muy tuviera alma. De una mezcla fortuita entre dos crónicas -taurina y política- se glosó la visita a Sevilla de Serrano Suñer, el cuñadísimo, así: "El señor ministro saltó a la arena con los pitones". Y las sucesivas versiones del artículo sobre la muerte de un torero, que en la transición entre el dictado original de "un golpe le partió los huesos y le quebró el alma" se mudó al "golpe le partió los huevos y le quebró el alma". Otro diario suavizaría la reproducción: "El golpe le partió los testículos y le quebró el alma". Al autor le felicitaría un ganadero posteriormente por haber prescindido del brutal "el golpe le partió los cojones". El talante bromista de Juan Holgado fue responsable de la publicación de una crónica sobre la victoria del Príncipe Juan Carlos en las regatas de San Sebastián, que le costó un expediente. El texto decía: "Sus contrincantes, antiguos monárquicos, eran todos deficientes mentales". Gloriosa antología de botellitas. TEREIXA CONSTENLA

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En