La ONU en entredicho

Estos días he leído con sorpresa el revuelo creado por el descrubrimiento de la infiltración de espías estadounidenses entre los inspectores de la delegación de las Naciones Unidas en Irak. En los últimos dos años he trabajado con una ONG en varias ex repúblicas soviéticas del Cáucaso, y en algunos casos era difícil saber si el enorme despliegue humano y logístico que acompañaba a las misiones de observación de la ONU tenían alguna otra finalidad aparte de esta función de "confidentes privilegiados" para los países del Consejo de Seguridad.Durante mi experiencia en el Cáucaso la función de apo...

Estos días he leído con sorpresa el revuelo creado por el descrubrimiento de la infiltración de espías estadounidenses entre los inspectores de la delegación de las Naciones Unidas en Irak. En los últimos dos años he trabajado con una ONG en varias ex repúblicas soviéticas del Cáucaso, y en algunos casos era difícil saber si el enorme despliegue humano y logístico que acompañaba a las misiones de observación de la ONU tenían alguna otra finalidad aparte de esta función de "confidentes privilegiados" para los países del Consejo de Seguridad.Durante mi experiencia en el Cáucaso la función de apoyo y protección a la acción humanitaria, tradicionalmente asociada a las misiones de observación de las Naciones Unidas, fue prácticamente inexistente. En algunas ocasiones incluso, el trabajo de las ONG se vio obstaculizado por la descomunal presencia logística de la ONU. Plantillas de personal sobre-extendidas y burocratizadas, salarios exorbitantes, derroche de medios materiales... ¿para qué sirve esta enorme estructura?, nos preguntábamos a menudo muchos trabajadores humanitarios nacionales e internacionales.

Las comparaciones entre los gastos de las organizaciones humanitarias -que realizan labores de ayuda precisas, eficaces y contrastables para las poblaciones necesitadas- y ciertas dudosas operaciones de Naciones Unidas son escandalosas. Sin duda, la falta de visibilidad de cara a la opinión pública internacional permite la existencia de estas operaciones extremadamente inefectivas, el derroche vergonzoso de medios en regiones devastadas por la penuria, y la intromisión de intereses particulares de los países poderosos en las actividades de Naciones Unidas.

Sería de desear que la publicación de estas prácticas "poco ortodoxas" en el seno de la misión de la ONU en Irak sirva para mentalizar a la opinión pública de los países occidentales de que es necesario un mayor control de las operaciones de la ONU, así como el resto de las organizaciones internacionales que al fin y al cabo están financiados con el dinero público. Sin duda, esto repercutiría en un mejor uso de la porción de nuestros impuestos que se dedican a estas actividades.- .