Una nueva intoxicación eleva a cinco los muertos por inhalación de monóxido de carbono en una semana

El monóxido de carbono se ha cobrado su quinta víctima en una semana en la región. Un hombre de 82 años falleció en la madrugada de ayer por este gas tóxico (generado por la mala combustión de los quemadores) en su domicilio de Lozoya del Valle (444 habitantes), en la sierra norte. Tras el escape de monóxido se registró en la vivienda un fuerte incendio que arrasó la vivienda y calcinó el cadáver, según un portavoz de los bomberos de la Comunidad. Esta muerte se suma a la de un matrimonio en un piso de Chamberí el primer día del año y a la de otra pareja (una alemana de 22 años y un australian...

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El monóxido de carbono se ha cobrado su quinta víctima en una semana en la región. Un hombre de 82 años falleció en la madrugada de ayer por este gas tóxico (generado por la mala combustión de los quemadores) en su domicilio de Lozoya del Valle (444 habitantes), en la sierra norte. Tras el escape de monóxido se registró en la vivienda un fuerte incendio que arrasó la vivienda y calcinó el cadáver, según un portavoz de los bomberos de la Comunidad. Esta muerte se suma a la de un matrimonio en un piso de Chamberí el primer día del año y a la de otra pareja (una alemana de 22 años y un australiano de 23) el pasado martes en Atocha. El anciano fallecido ayer, Julio G. M., vivía en una casa baja, en el número 6 de la avenida de José Antonio, en Lozoya. Amenizaba su madrugada sentado en el salón de casa viendo la televisión. Su gato estaba acurrucado a su lado. Julio combatía la gélida noche serrana con el calor que desprendía una estufa de butano.

Pero el aparato no quemaba bien: en lugar de liberar vapor de agua y anhídrido carbónico, lo normal en toda combustión, desprendió el venenoso monóxido de carbono, cuya inhalación provoca una reacción en el cuerpo que deja sin oxígeno la sangre.

Julio y su gato cayeron inconscientes en el sofá y se asfixiaron, siempre según la reconstrucción de los bomberos de la Comunidad. Luego, un incendio arrasó la vivienda. Un vecino avisó a los bomberos hacia las 6.30. Cuando el servicio de extinción acudió al domicilio se encontró con el anciano y su mascota ya calcinados.

La pista del gato

El felino sirvió de pista a los bomberos para atar cabos en la investigación: "Se dudaba si el hombre falleció quemado o no, pero el hecho de que el gato apareciera junto a la víctima hace pensar que primero se asfixiaron y luego se calcinaron. Las llamas no corren tanto como un gato", señaló un portavoz regional.

Pocas horas antes de esta desgracia, el monóxido de carbono estuvo a punto de cobrarse otras cuatro víctimas. Se trataba de una madre y sus tres hijos, uno de sólo tres años, que ingresaron en el hospital Doce de Octubre con una fuerte intoxicación de este gas.

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El incidente ocurrió a las 23.00 del viernes en una vivienda de la calle de Ramón Sainz (Latina) y afectó a Olga Pereira y sus hijos: dos chicas, de 19 y 24 años, y un chico de sólo tres, todos peruanos.

"Vomitamos, nos dolía la cabeza y nos zumbaban los oídos", explicó a Efe Patricia Vargas, una de las afectadas. A Patricia le salvó una de sus hermanas: "Estaba desmayada y mi hermana me arrastró hasta la ventana, la abrió y ya pude respirar bien", explicó.

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