EL PROCESO DE PAZ

PSE y PP creen que la apuesta de Ibarretxe por el "ámbito vasco" complica el proceso de paz

Los socialistas y los populares vascos reiteraron ayer que la apuesta del nuevo Gobierno nacionalista de Euskadi de basar su política de paz en el ámbito vasco de decisión (que el Estado asuma las resoluciones de las instituciones vascas) va a suponer un obstáculo de difícil salida en las conversaciones que el lehendakari electo, Juan José Ibarretxe, iniciará en las próximas semanas. Esa demanda, que forma el núcleo esencial de la propuesta nacionalista, imposibilitó la entrada del PSE en el Ejecutivo. Los populares consideran que, "planteada como un vínculo a las instituciones del Estado", es...

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Los socialistas y los populares vascos reiteraron ayer que la apuesta del nuevo Gobierno nacionalista de Euskadi de basar su política de paz en el ámbito vasco de decisión (que el Estado asuma las resoluciones de las instituciones vascas) va a suponer un obstáculo de difícil salida en las conversaciones que el lehendakari electo, Juan José Ibarretxe, iniciará en las próximas semanas. Esa demanda, que forma el núcleo esencial de la propuesta nacionalista, imposibilitó la entrada del PSE en el Ejecutivo. Los populares consideran que, "planteada como un vínculo a las instituciones del Estado", es inasumible.

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El pleno de investidura de Juan José Ibarretxe como nuevo lehendakari, el pasado martes, dejó patente la división entre los partidos que apoyan al Gobierno vasco y los de la oposición. Aun considerando que Izquierda Unida, firmante del Acuerdo de Lizarra (Estella), se encuentra más cerca de las posiciones de los nacionalistas en lo relativo a la pacificación, los 16 escaños del PP y los 14 del PSE, junto a los dos de Unidad Alavesa (UA), suman 32 parlamentarios, casi la mitad de los 75 que integran la Cámara de Vitoria.Esta realidad va a obligar a un esfuerzo adicional a Ibarretxe si quiere desbrozar el camino para formar el instrumento de diálogo que ha anunciado con el fin de consolidar la paz. Una mesa de conversación cuyos tres pilares serían, según enumeró el martes en el hemiciclo vitoriano, "diálogo sin límites, diálogo sin exclusiones y el ámbito vasco de decisión", es decir, el respeto de las instituciones del Estado a las resoluciones que se tomen en el seno de la sociedad vasca.

Esa nueva mesa se plantea como un foro de debate discreto en el que las decisiones podrían tomarse por mayoría y no por consenso como sucede en el Pacto de Ajuria Enea.

De hecho, el anterior programa de Gobierno firmado por el PNV, el PSE y Eusko Alkartasuna (EA), preveía dar un paso más en la Mesa por la Paz y profundizar en la malograda segunda fase, en la que los acuerdos podrían adoptarse por mayoría cualificada. Se intentaba así evitar que un partido pudiera paralizar una iniciativa por negarse a debatirla. Es lo que sucedió con el veto del PP al plan Ardanza, cuyo debate frustrado el pasado mes de marzo dejó abierta a los nacionalistas la puerta para la búsqueda de nuevas mayorías.

Fuentes de la Ejecutiva del PP vasco ratificaron ayer que su postura con vistas a esos diálogos bilaterales que va a iniciar Ibarretxe no cambiará ni un ápice respecto a la que mantuvieron en el pleno de investidura. "No se puede utilizar el argumento de la legalidad para reivindicar el acercamiento de los presos y pedir al PP que se salte esa misma legalidad y que las decisiones que se tomen en el seno de unas reuniones vayan a vincular a un Estado soberano", dijeron esas fuentes.

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Esta posición es compartida en cierta forma por los socialistas, más dispuestos, eso sí, a buscar fórmulas intermedias que posibiliten la búsqueda de acuerdos entre las instituciones vascas y las centrales.

"Sin embargo, no se puede imponer nada al Congreso, ni al Senado, ni al Tribunal Constitucional", reiteraron ayer miembros del PSE, recordando lo que su líder, Nicolás Redondo Terreros, dijo el martes en el hemiciclo. "En todo caso, el respeto a las reglas del juego ha de ser tenido en cuenta, incluso para modificarlas", indicó un miembro de su Ejecutiva. Ante esa situación, el PNV baraja la posibilidad de hacer, respecto a la política de pacificación, un esfuerzo especial directamente con el presidente del Gobierno, José María Aznar, para despejar el camino y pactar un proceso lo menos accidentado y estridente , en el terreno público, que sea posible.

La estrategia tendría como objetivo prioritario desactivar una agresividad del PP vasco que los peneuvistas consideran más vinculada al ministro del Interior, Jaime Mayor, que al propio Aznar. En ese planteamiento, la negociación discurriría en el País Vasco con la prioridad puesta en atraer a los socialistas y en formar una mesa de debates con la presencia de Herri Batasuna.

Ibarretxe ya reconoció en la campaña electoral del pasado octubre que sería un trabajo difícil, pero, según recalcó en el pleno, lo acomete "con ilusión".

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