Cartas al director

Una gran diferencia

Mi carta va en réplica a la remitida por el don Antonio Bejarano Núñez, de Torrejón de Ardoz, titulada Perros, gatos y personas, porque al leerla me da la sensación de que este señor no vive en este mundo o quiere justificar su propia conciencia. Yo tengo 39 años y soy viuda. Actualmente tengo trabajo, pero es posible que dentro de dos o tres meses esté en el paro.Él se queda asombrado de que una persona pueda llevarse a casa un perro hambriento y sucio y no a un niño en las mismas circunstancias. Pues bien, si yo llevo un perro a casa, no tengo que dar cuentas a nadie, sólo a mi concie...

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Mi carta va en réplica a la remitida por el don Antonio Bejarano Núñez, de Torrejón de Ardoz, titulada Perros, gatos y personas, porque al leerla me da la sensación de que este señor no vive en este mundo o quiere justificar su propia conciencia. Yo tengo 39 años y soy viuda. Actualmente tengo trabajo, pero es posible que dentro de dos o tres meses esté en el paro.Él se queda asombrado de que una persona pueda llevarse a casa un perro hambriento y sucio y no a un niño en las mismas circunstancias. Pues bien, si yo llevo un perro a casa, no tengo que dar cuentas a nadie, sólo a mi conciencia por darle un trato digno. Pero, ¡y ahí le duele!, si yo recojo a un niño de la calle y quiero legalizar su situación para que éste tenga su derecho constitucional a una atención sanitaria, educacional, etcétera, me veré enfrente de tantas trabas burocráticas, económicas y sociales que seguramente no podría afrontar.

Luego yo no me llevo al niño a casa porque no puedo y, sin embargo, sí puedo llevarme el perro a casa tranquilamente. Hay una gran diferencia, amigo.

Posdata: yo tengo dos gatos, uno regalado y el otro lo cogí en la calle; nadie me preguntó por él.- .

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