Los bolardos y el cocinero de la chocolatería

Los bomberos llegaron con la prisa acostumbrada la madrugada de ayer a la calle del Arenal, donde ardía la discoteca Joy Eslava. Uno, según un testigo, quiso aplicar la manga a un hidrante cercano, pero los coches aparcados y los bolardos impidieron la operación. El cocinero de la chocolatería San Ginés, que observaba la maniobra, recomendó utilizar una toma de agua de los barrenderos. Los bomberos accedieron, pero la manguera tenía tantos agujeros que resultó inservible. Justicia poética.Este mismo testigo relató que la calle del Arenal, minutos después del desalojo, parecía cualquier...

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Los bomberos llegaron con la prisa acostumbrada la madrugada de ayer a la calle del Arenal, donde ardía la discoteca Joy Eslava. Uno, según un testigo, quiso aplicar la manga a un hidrante cercano, pero los coches aparcados y los bolardos impidieron la operación. El cocinero de la chocolatería San Ginés, que observaba la maniobra, recomendó utilizar una toma de agua de los barrenderos. Los bomberos accedieron, pero la manguera tenía tantos agujeros que resultó inservible. Justicia poética.Este mismo testigo relató que la calle del Arenal, minutos después del desalojo, parecía cualquier cosa menos el escenario de una tragedia: "Mil doscientas personas, algunas borrachas, seguían la juerga en la calle". Muchas acudieron a calentarse a la chocolatería, que se convirtió en una suerte de refugio improvisado sin que cupiera un alma. Justicia poética: pertenece al mismo dueño que la discoteca, con lo que se produjo un trasvase de clientela.El olfato de Flotats. Los medidores que registran la contaminación del Centro reflejaron un pico considerable de dos y media a cuatro y media por el incendio. El dramaturgo Josep María Flotats, que paseaba a esas horas por la plaza Mayor, pero que no advirtió ni el humo ni el incendio, comentó a una amiga: "La contaminación de Madrid es insufrible, huele fatal, como Damasco". Muchos de los que salían de los bares de Malasaña miraban los cubos de basura creyendo que el olor a quemado provenía de ahí.

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Reunión fallida.Un grupo de amigas de unos 35 años había tardado más de un lustro en conseguir fijar una cita para irse juntas a una discoteca. Eligieron la noche del 17 al 18 de diciembre. Cuando se disponían a entrar, por fin, por la puerta de uno de los locales más populares de Madrid, comprobaron cómo todo el mundo salía en desbandada, incluidos algunos bomberos. "Tanto tiempo esperando para ir al Joy Eslava a bailar y a buscar chicos guapos, y la que se ha armado", comentaba una de ellas.

Atasco de abrigos. El encargado del ropero de la discoteca Joy Eslava se pasó todo el día de ayer devolviendo los abrigos que con las prisas del desalojo dejaron muchos de los 1.200 clientes que se encontraban en la sala en el momento del incendio. El atasco que se originó por el fuego fue de los que tradarán en olvidarse: hasta las dos de la tarde de ayer estuvieron cortadas las calles del Arenal, Tahona de las Descalzas, Maestro Vitoria, Tetuán travesía del Arenal y la plaza de Celenque.

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