Una barrera infranqueable

Yakovlev quiere gobernar San Petersburgo como lo hacen los líderes regionales en casi toda Rusia: sin otra guía que su voluntad soberana. Ahora tiene, sin embargo, una barrera difícil de salvar: la carta municipal aprobada en enero por el Parlamento local y que establece un sistema de controles inspirado en la Constitución de EE UU. El texto prohíbe meterse en negocios a los cargos públicos, crea un tribunal para resolver las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo, aumenta la frecuencia de trabajo de la asamblea y hace accesibles los documentos de Gobierno. Para Yakovlev, fue como una pa...

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Yakovlev quiere gobernar San Petersburgo como lo hacen los líderes regionales en casi toda Rusia: sin otra guía que su voluntad soberana. Ahora tiene, sin embargo, una barrera difícil de salvar: la carta municipal aprobada en enero por el Parlamento local y que establece un sistema de controles inspirado en la Constitución de EE UU. El texto prohíbe meterse en negocios a los cargos públicos, crea un tribunal para resolver las disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo, aumenta la frecuencia de trabajo de la asamblea y hace accesibles los documentos de Gobierno. Para Yakovlev, fue como una patada donde más le duele. Intentó anular la carta, incluso logró una primera resolución favorable en San Petersburgo. El Tribunal Supremo ruso, sin embargo, respaldó el documento. El gobernador se revolvió entonces contra el presidente de la Cámara, Yuri Kravtsov, y logró echarle de su puesto.

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