El conformismo del empate

Sin profundidad. El Espanyol jugó con extrema precaución y gran respeto hacia el Madrid. Cuando recuperaba el balón todos sus jugadores salían con velocidad, pero sin la precisión necesaria. El Real Madrid, sin embargo, dominaba el juego a través de combinaciones, triangulando preferentemente con Seedorf, Guti y Raúl, pero sin efectuar las transiciones con rapidez para superar y sorprender a la defensa del Espanyol.No aprovecharon las ventajas del sistema. Ninguno de los tres centrales con los que jugó ayer el Real Madrid (Iván Campo, Sanchis y Sanz) se desprendía en ataque cuand...

Sin profundidad. El Espanyol jugó con extrema precaución y gran respeto hacia el Madrid. Cuando recuperaba el balón todos sus jugadores salían con velocidad, pero sin la precisión necesaria. El Real Madrid, sin embargo, dominaba el juego a través de combinaciones, triangulando preferentemente con Seedorf, Guti y Raúl, pero sin efectuar las transiciones con rapidez para superar y sorprender a la defensa del Espanyol.No aprovecharon las ventajas del sistema. Ninguno de los tres centrales con los que jugó ayer el Real Madrid (Iván Campo, Sanchis y Sanz) se desprendía en ataque cuando recuperaban el balón, para provocar superioridad numérica en el centro del campo.

Sin ambición. No sirve de excusa el partido contra el Vasco de Gama, el Madrid parecía conformarse con el resultado desde el inicio. Sólo Guti y Raúl en algunas jugadas aisladas dieron muestras de rebelarse ante esa actitud generalizada. El equipo blanco careció de chispa.

Esnáider. Fue sin lugar a dudas el jugador más incisivo. Remató a la puerta de Illgner en numerosas ocasiones, pero siempre sin eficacia. La falta de acierto puede ser motivada porque eran remates previsibles. Esnáider se ofrece a sus compañeros para recibir, encarar y sacar el disparo, todo ello siempre lejos del área pequeña. Sin embargo, en pocas ocasiones toca hacia una banda y se libera buscando el remate directo dentro del área.