A la espera de la decisión de los "compañeros vascos"

Todavía no se atreven a decir que los socialistas no estarán en el futuro gobierno vasco pero lo piensan todos. Este fue el ambiente que se respiraba ayer en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE que dedicó casi dos horas a la situación del País Vasco, tanto a la formación de gobierno como al proceso de paz."No hay nada definitivo pero tal y como están las cosas, y después de los insultos del señor Arzalluz, es muy difícil imaginar que los compañeros vascos puedan formar parte del nuevo Gobierno", declaró el candidato a la presidencia del Gobierno, José Borrell.

Aunque la "última palab...

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Todavía no se atreven a decir que los socialistas no estarán en el futuro gobierno vasco pero lo piensan todos. Este fue el ambiente que se respiraba ayer en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE que dedicó casi dos horas a la situación del País Vasco, tanto a la formación de gobierno como al proceso de paz."No hay nada definitivo pero tal y como están las cosas, y después de los insultos del señor Arzalluz, es muy difícil imaginar que los compañeros vascos puedan formar parte del nuevo Gobierno", declaró el candidato a la presidencia del Gobierno, José Borrell.

Aunque la "última palabra" la tendrá el PSE, cuya ejecutiva se reúne hoy, la opinión de la dirección federal siempre la han tomado en consideración los dirigentes vascos. Desde esta práctica asumida por todos, las palabras del líder del PNV, Xabier Arzalluz, contra los socialistas vascos por estar pendientes de Madrid no hace mella alguna en las filas del PSE, según aseveraciones constantes de dirigentes de las dos ejecutivas.

No hay duda de que a los socialistas les hubiera gustado repetir la experiencia del gobierno tripartito y entrar en Ajuria Enea, pero "las condiciones del PNV son inaceptables", dijo Borrell. Dentro de la reunión fueron muchos los miembros de la Ejecutiva que lamentaron esta situación porque conllevará "la radicalización del PNV" y su dependencia de HB. Miembros de la Ejecutiva no ocultan su preocupación por las consecuencias que tendrá un gobierno exclusivamente nacionalista. Además del "factor de moderación" que los socialistas se atribuyen, se menciona con preocupación el difícil papel que tendrán cuando llegue la hora de negociar la paz. Al no estar en el Gobierno ya no serán interlocutores oficiales.

Los más animosos expresaron ayer su convicción de que los nueve millones de votos que tiene el partido impedirán que se les margine.

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