Tribuna:DE PASADA

Minoría

Ese sabio poeta que se llama Ángel González recordaba el jueves en Málaga -fallo del Premio de Poesía de la Generación del 27 que se llevó Jaime Siles, y donde él, González, era jurado- con la paciencia del ducho en responder las mismas monodias sobre lo minoritario del género, que "lo mejor que se puede hacer por la poesía es enseñarla y no ocultarla a los lectores". González, acostumbrado a que las estadísticas midan la excelencia de algo por millones de ventas, televidentes o memeces y a que los periodistas también quedemos subyugados por los índices de audiencia, recordaba que si ahora se ...

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Ese sabio poeta que se llama Ángel González recordaba el jueves en Málaga -fallo del Premio de Poesía de la Generación del 27 que se llevó Jaime Siles, y donde él, González, era jurado- con la paciencia del ducho en responder las mismas monodias sobre lo minoritario del género, que "lo mejor que se puede hacer por la poesía es enseñarla y no ocultarla a los lectores". González, acostumbrado a que las estadísticas midan la excelencia de algo por millones de ventas, televidentes o memeces y a que los periodistas también quedemos subyugados por los índices de audiencia, recordaba que si ahora se editan 3.000 ejemplares de muchos libros de poemas, en sus tiempos el Adonais editaba 500 y eso ya era el desideratum. "Así que no nos podemos quejar, somos una minoría cada vez más mayoritaria", añadía. Qué función tiene esta afición minoritaria? Quizá desvelar lo oculto. Buscar el misterio que nos hace vivir, que decía Federico García Lorca y que siempre recuerda Juan Cobos Wilkins, poeta onubense, y desde el pasado sábado ya asiduo crítico en las páginas de Babelia. Juan presentó el jueves en Teruel, de la voz de su amiga Martirio, su hermoso libro Escritura o paraíso, un recorrido ensoñado por el país de Nunca Jamás, donde el mismo uso de la palabra poética, del lenguaje, se convierte en método de autoconocimiento y guía: y él elige la vida en la frontera, el territorio de la disyuntiva. Pocos hay que se queden a vivir allá, con tan pocos vecinos. Esta misma semana el columnista de radio y escritor Guillermo Busutil leía y conversaba de cuentos suyos en el Ateneo de Málaga. Busutil, que define el relato como "un mil quinientos literario, donde hay que salir fuerte al principio, mantener el ritmo y guardar fuerzas para esprintar al final", se quejaba del poco aprecio editorial que tiene el género del relato, al que se considera una especie de iniciación a la novela. Otro género minoritario. Murió esta semana Fernando Quiñones. José Manuel Caballero Bonald se enteró del adiós de su amigo del alma en el taxi que le llevaba de la estación de Málaga hacia el jurado que premió a Siles. Fue Quiñones inventor de palabras y mundos. Para pocos o muchos, pero siempre para lectores conscientes. Si escribir la verdad y vivirla mediante, cuesta minorías, cuánto más morir con toda la dignidad a cuestas. Pues no hay verso más cierto que el que obliga al silencio.

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