La Marina de hoy por los caminos de siempre

Casas rurales de la montaña alicantina se unen para abrir al senderismo rutas históricas y ofertar precios bajos

La unión hace la fuerza, al menos en teoría, y pese a que los destinados a unirse sean los propietarios de casas rurales situadas en el corazón de la región montañosa de una provincia tan volcada hacia la costa como Alicante. "Todo el dinero de la Agència Valenciana del Turisme se va para las playas", protesta Pilar Vaquer, propietaria de Casa Pilar, un confortable alojamiento rural en Castell de Castells, en La Marina Alta. Ante la falta de apoyo, Vaquer y su marido decidieron unir esfuerzos con Joaquín Costa, que regenta El Repós del Viatger en Callosa d"En Sarrià, medio millar de metros sie...

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La unión hace la fuerza, al menos en teoría, y pese a que los destinados a unirse sean los propietarios de casas rurales situadas en el corazón de la región montañosa de una provincia tan volcada hacia la costa como Alicante. "Todo el dinero de la Agència Valenciana del Turisme se va para las playas", protesta Pilar Vaquer, propietaria de Casa Pilar, un confortable alojamiento rural en Castell de Castells, en La Marina Alta. Ante la falta de apoyo, Vaquer y su marido decidieron unir esfuerzos con Joaquín Costa, que regenta El Repós del Viatger en Callosa d"En Sarrià, medio millar de metros sierra abajo y en territorio de la Marina Baixa. Ambos han comenzado a elaborar itinerarios que recuperan sendas tradicionales entre las dos poblaciones y otras de los alrededores. Por un precio módico, ofrecen a sus clientes sus casas -ambas propiedad de su familia y decoradas con muebles de sus antepasados- y una gastronomía que permite seguir el rastro hasta los tiempos del dominio morisco. La primera de estas rutas se cubrió durante el puente de Todos los Santos. Con ayuda de la memoria edificada sobre años de pastoreo del guía Juan el Brunet, un lugareño de facciones adustas y parlamento preciso, Ronda y Vaquer recuperaron la antigua ruta del correo, la que los carteros dieciochescos debían cubrir para hacer llegar las misivas entre ambas poblaciones. Con las energías intactas por la comida a base de borra, farinetes y tortas de harina, platos de alto contenido calórico que tradicionalmente se reservaban para las nevadas, el camino se inicia a media mañana. La senda discurre por barrancos y gargantas de difícil tránsito en los que hay que sentirse cabra montesa, aunque también permite el reposo en parajes llanos moteados en lila por flores de azafrán borde y sobre montículos a cuyos pies se extienden valles de vegetación baja mediterránea. Mientras una pareja de águilas protegidas planea en busca de alimento, Brunet, cazador de vocación, habla de una forma de vida en la que el monte da tanto como recibe, una relación recíproca y circular donde los cazadores siembran trigo como alimento para las perdices que después serán sus presas. El Repós del Viatger y Casa Pilar planean abrir nuevas rutas, quizá más largas con la colaboración de un tercer alojamiento en Alfafara, Casa Pinet. Entre sus próximos proyectos figuran recuperar la senda que unía Callosa con Castell de Castells a través de Guadalest y la ascensión al castillo de Bernia por una vía diferente a la que se utiliza actualmente, pero que los historiadores datan como la que antaño se empleaba para acceder a este ejemplo de la arquitectura militar renacentista que, como sucede con tantos otros tesoros de la sierra alicantina, ven su brillo disminuido por la cercanía del sol que asa turistas en las playas.

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