La excepción española

España está al margen. El que fue, a mediados de esta década, un país cuyo acceso al euro estaba en duda porque incumplía los criterios de ingreso, está ahora al margen del debate que recorre Europa sobre si conviene reactivar el crecimiento echando moderadamente mano del presupuesto.Está al margen por dos razones. Primero, su Gobierno es uno de los pocos sin presencia socialista y no participa en algunos de los contactos informales que mantienen los dirigentes de izquierda. Pero, sobre todo, los resultados que arroja su economía son tan boyantes, en comparación con los otros "pesos pesados" d...

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España está al margen. El que fue, a mediados de esta década, un país cuyo acceso al euro estaba en duda porque incumplía los criterios de ingreso, está ahora al margen del debate que recorre Europa sobre si conviene reactivar el crecimiento echando moderadamente mano del presupuesto.Está al margen por dos razones. Primero, su Gobierno es uno de los pocos sin presencia socialista y no participa en algunos de los contactos informales que mantienen los dirigentes de izquierda. Pero, sobre todo, los resultados que arroja su economía son tan boyantes, en comparación con los otros "pesos pesados" de la zona euro, que no comparte su miedo a que la expansión se convierta en recesión.

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El Ministerio de Economía tiene previsto un crecimiento del 3,8% en 1999, más de un punto por encima de la media del área del euro, y el déficit es del 1,6%. "En las reuniones en Bruselas se me acercan a mí como si fuese el guardián de la ortodoxia, como antes lo solían hacer con el delegado alemán", comenta divertido un alto funcionario español.

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