Un escape de gas desata la alarma en Santa María de la Alameda

Los 763 vecinos de Santa María de la Alameda pasaron ayer una mañana de sobresalto. En la estación de Renfe del pueblo serrano se detuvo a las nueve de la mañana un tren de mercancías, procedente de Santurce, a causa de un escape de gas argón en una de las cisternas del convoy. La fuga desató la alarma y el desconcierto en el municipio hasta que se descubrió que el gas no era tóxico.

Mientras los bomberos acordonaban la zona, la Guardia Civil recomendó a los vecinos cerrar puertas y ventanas, así como la llave del gas y de la luz.

Emilio, camarero de un bar del pueblo, recono...

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Los 763 vecinos de Santa María de la Alameda pasaron ayer una mañana de sobresalto. En la estación de Renfe del pueblo serrano se detuvo a las nueve de la mañana un tren de mercancías, procedente de Santurce, a causa de un escape de gas argón en una de las cisternas del convoy. La fuga desató la alarma y el desconcierto en el municipio hasta que se descubrió que el gas no era tóxico.

Mientras los bomberos acordonaban la zona, la Guardia Civil recomendó a los vecinos cerrar puertas y ventanas, así como la llave del gas y de la luz.

Emilio, camarero de un bar del pueblo, reconoció ayer que vivieron momentos de mucha tensión: "Estábamos asustados. Había mucho movimiento de sirenas y policía y no sabíamos qué pensar".

Algunos padres corrieron al colegio para buscar a sus hijos y llevárselos a casa. La llegada al pueblo de un remolque de bomberos con un equipo especial de protección nuclear, bacteriológica y química, aumentó el nerviosismo. Una hora después llegó la calma al confirmarse que el gas no era ni tóxico ni corrosivo.

Los bomberos aseguraron que la causa del escape fue una sobrepresión de la cisterna que mantenía el gas en estado líquido y a una temperatura de 196 grados bajo cero. La cisterna tenía el doble de la presión normal, lo que provocó la apertura de las válvulas de seguridad, según informaron los bomberos de la Comunidad.

La baja temperatura del líquido, que en contacto con el aire recupera su estado gaseoso, congeló dos de las tres válvulas de seguridad con que contaba la cisterna. Los bomberos tuvieron que abrir la válvula de alivio para reducir la presión.

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A las 13.00 se anuló la fuga. A esa hora el tren siguió su rumbo hasta la estación de Abroñigal de Madrid.

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