Tribuna:

Puente

La jornada estaba destinada a ser festiva y, de hecho, para muchos inversores lo fue, a juzgar por el volumen negociado en el mercado continuo, menos de 100.000 millones de pesetas.

Los responsables de las cuatro bolsas españolas pactaron un calendario que pretendía ser neutro, es decir, exento de influencias centralistas, pero se olvidaron de que el Banco de España y, por tanto, los mercados de deuda y de divisas permanecen cerrados cuando es fiesta en la comunidad madrileña o en la capital. Se olvidaron, pues, de lo más importante, la consideración del mercado financiero como un produ...

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La jornada estaba destinada a ser festiva y, de hecho, para muchos inversores lo fue, a juzgar por el volumen negociado en el mercado continuo, menos de 100.000 millones de pesetas.

Los responsables de las cuatro bolsas españolas pactaron un calendario que pretendía ser neutro, es decir, exento de influencias centralistas, pero se olvidaron de que el Banco de España y, por tanto, los mercados de deuda y de divisas permanecen cerrados cuando es fiesta en la comunidad madrileña o en la capital. Se olvidaron, pues, de lo más importante, la consideración del mercado financiero como un producto global, algo bastante evidente.

Dejando la actividad de lado, que ya es dejar, la sesión discurrió con el lógico desinterés de quien sabe que se han agotado los argumentos con demasiada anticipación, y eso valía para el conjunto de Europa, donde los recientes descensos de los tipos de interés han adelantado el calendario algunas semanas, dejando a los inversores en algo así como un fuera de juego posicional. Las retiradas de beneficios se impusieron sin problemas, aunque la apertura del mercado español todavía mostró que algunos inversores esperaban que la orientación alcista se mantuviera algunos días más.

La Bolsa de Madrid consiguió salvar el nivel de los 800 puntos, a pesar de que Wall Street tuvo problemas desde el inicio de la sesión con los 9.000 puntos, a los que ni siquiera intentó acercarse. Más bien rebotó en ese nivel. Al cierre, el índice Dow Jones retrocedía 77,50 puntos (0,86%), para quedar en 8.897,96.

La fortaleza del dólar que en algunos momentos superó las 144 pesetas y los 122 yenes, fue una de las sorpresas de la jornada, sobre todo porque no encajaba bien con las expectativas de posibles recortes de tipos de interés en Estados Unidos ni con las posturas declaradas de muchos países de trasformar una buena parte de sus divisas y de sus operaciones internacionales en euros.

A última hora de la tarde la cotización del dólar se mantenía en torno a las 143,86 pesetas, más de 2,50 pesetas por encima del cambio medio del pasado viernes.

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