Ambiente de caos en el Partido Republicano tras la dimisión de Gingrich

El Partido Republicano ofrecía ayer la imagen de una jaula de grillos, con media docena de dirigentes postulándose para suceder en el liderazgo a Newt Gingrich, un amargo debate entre los partidarios de reforzar la línea radical conservadora y los partidarios de girar hacia la moderación y el centro político y una gran perplejidad sobre qué hacer con el caso Lewinsky y el proceso de impeachment (destitución) de Bill Clinton.

Los republicanos expresaron su caos interno con múltiples declaraciones contradictorias en los informativos dominicales de las cadenas de televisión. Este año p...

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El Partido Republicano ofrecía ayer la imagen de una jaula de grillos, con media docena de dirigentes postulándose para suceder en el liderazgo a Newt Gingrich, un amargo debate entre los partidarios de reforzar la línea radical conservadora y los partidarios de girar hacia la moderación y el centro político y una gran perplejidad sobre qué hacer con el caso Lewinsky y el proceso de impeachment (destitución) de Bill Clinton.

Los republicanos expresaron su caos interno con múltiples declaraciones contradictorias en los informativos dominicales de las cadenas de televisión. Este año político norteamericano está siendo todo un culebrón.Los republicanos esperaban que las elecciones legislativas del martes fueran la puntilla para un Clinton hipotecado por el caso Lewinsky y en su lugar supusieron la tumba de su propio líder, Gingrich, el hombre que les llevó en 1994 a conquistar la mayoría en las dos cámaras del Congreso con un programa centrado en la reducción de los impuestos y del tamaño y papel del Gobierno federal.

Ningún guionista había previsto ese capítulo. La revolución conservadora de Gingrich, malherida desde el cierre de las actividades gubernamentales en el invierno de 1995-1996, que condujo a la reelección de Clinton, murió el martes, cuando el radicalismo republicano no logró ampliar su mayoría en el Congreso. Pero nadie podía imaginar que Gingrich arrojaría la toalla sin luchar, como lo hizo en la noche del viernes.

Ahora, los republicanos buscan un líder y un programa para el año 2000. También exploran vías para cerrar el caso Lewinsky, que se ha convertido para ellos en un boomerang que les golpea una y otra vez. El pragmático Bob Livingston y el conservador Christopher Cox encabezaban ayer una larga lista de candidatos a la sucesión de Gingrich como líder parlamentario republicano y presidente de la Cámara de Representantes, el tercer puesto en la jerarquía norteamericana. Pese a su retroceso del martes, los republicanos todavía conservan la mayoría en ambas cámaras del Congreso, algo que la dimisión de Gingrich tiende a hacer olvidar. Gingrich, que no sólo abandona el liderazgo, sino también el escaño por Georgia que revalidó el martes, invitó ayer a sus correligionarios a no caer en el canibalismo.

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