Juicio contra ocho jóvenes radicales por el incendio que destruyó Lipauto

La noche del 23 de marzo de 1996 un grupo de encapuchados incendió el concesionario Lipauto de vehículos Renault en la calle Mayor de la localidad navarra de Burlada y la destruyó por completo. Eran los tiempos más duros de la kale borroka. Catorce empleados, en su mayoría simpatizantes del sindicato ELA, se quedaron en la calle. El negocio quedó arrasado, con pérdidas de 173 millones de pesetas, y todavía hoy no ha solucionado su reubicación en otro solar debido a problemas administrativos. Días después de aquel hecho, la Policía detuvo a ocho jóvenes a los que imputó el atentado. El próximo...

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La noche del 23 de marzo de 1996 un grupo de encapuchados incendió el concesionario Lipauto de vehículos Renault en la calle Mayor de la localidad navarra de Burlada y la destruyó por completo. Eran los tiempos más duros de la kale borroka. Catorce empleados, en su mayoría simpatizantes del sindicato ELA, se quedaron en la calle. El negocio quedó arrasado, con pérdidas de 173 millones de pesetas, y todavía hoy no ha solucionado su reubicación en otro solar debido a problemas administrativos. Días después de aquel hecho, la Policía detuvo a ocho jóvenes a los que imputó el atentado. El próximo martes, se celebra el juicio en el Juzgado de lo Penal número 1 de Pamplona. La fiscalía pide tres años de cárcel para Francisco R.R., Eduardo P.L., Koldo G.A., Iñaki A.S., e Iker A.A. Para los demás, Jorge C.Z.; Ibai A.L. y Álvaro P.L., menores de edad cuando se produjo el hecho, pide 24 fines de semana de arresto y seis meses de prisión menor y 90.000 pesetas de multa. Todos están acusados de los delitos de desórdenes públicos y daños. Desde el principio, la defensa de los encausados ha reiterado su inocencia. Ayer, cientos de personas se manifestaron en Pamplona en solidaridad con los jóvenes, convocados por asociaciones de familiares, que horas antes habían dado fin a un encierro que mantuvieron junto con los acusados en la iglesia de San Saturnino. En un comunicado leído a la puerta de la parroquia, los encerrados reiteraron la inocencia de los jóvenes y acusaron a los medios de comunicación de haber creado la "falsa alarma social" que condujo a la Audiencia Nacional a ordenar el encarcelamiento de sus hijos. Aludiendo al nuevo clima político instaurado con el cese de los atentados de ETA, el comunicado insta a "trabajar todos juntos en la creación de vías de diálogo que posibiliten la apertura de caminos e la voluntad de la juventud vasca, para que ésta pueda expresarse pública y democráticamente". Acción planeada Diversos organismos de la izquierda radical han convocado movilizaciones de apoyo a los acusados, a quienes se pide una indemnización solidaria a la empresa equivalente a los daños causados en el incendio, provocado por el lanzamiento de cócteles molotov. La acusación considera probado que los detenidos se reunieron en un bar del barrio de San Juan, en Pamplona, y planearon quemar el concesionario de coches de la firma francesa en la localidad próxima de Burlada, en protesta por la dispersión de presos etarras. Sobre las 23.30 horas del día de los hechos, según el escrito, se dirigieron con pasamontañas y bidones de gasolina a Lipauto. Tras quemar contenedores a modo de barricada, "rompieron los cristales con una piedra y prendieron varios coches, lo que produjo la propagación del incendio al resto del edificio".

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