Un hombre acuchilla a su ex compañera al mes de haber sido detenido por darle una paliza

El acoso al que era sometida Ana Belén B. E., de 25 años, por su ex marido, Alejandro Miguel A. V., de 29, vivió ayer otro episodio de violencia en un centro de salud de San Blas. Allí, el agresor apuñaló a su ex esposa con un cuchillo de cocina. No era el primer ataque. En agosto ya la había propinado una paliza. En aquella ocasión fue detenido y, pese a jurar que la mataría la próxima vez, recuperó la libertad a las pocas horas. Y ella, aunque denunció su situación en televisión y ante los juzgados, siguió sufriendo las amenazas de Alejandro sin que las autoridades interviniesen.

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El acoso al que era sometida Ana Belén B. E., de 25 años, por su ex marido, Alejandro Miguel A. V., de 29, vivió ayer otro episodio de violencia en un centro de salud de San Blas. Allí, el agresor apuñaló a su ex esposa con un cuchillo de cocina. No era el primer ataque. En agosto ya la había propinado una paliza. En aquella ocasión fue detenido y, pese a jurar que la mataría la próxima vez, recuperó la libertad a las pocas horas. Y ella, aunque denunció su situación en televisión y ante los juzgados, siguió sufriendo las amenazas de Alejandro sin que las autoridades interviniesen.

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La policía detuvo en la mañana de ayer a Alejandro Miguel después de apuñalar a Ana Belén en la sala de espera del centro de salud de la avenida de Guadalajara, en el distrito de San Blas.El agresor, que ya había sido detenido el mes pasado por dar una paliza a su ex esposa, de la que se separó hace dos años, se acercó a la ventanilla de información del ambulatorio. Allí esperaban Ana Belén y su madre. Ante la negativa de su ex esposa a hablar con él, Alejandro Miguel agarró con fuerza el bolso de la mujer y desenfundó un cuchillo de cocina de 14 pulgadas, con la intención de clavárselo. Gracias a la rápida reacción de Ana Belén y al aerosol paralizador que portaba en su mano, el atacante sólo consiguió asestarle una puñalada en el costado derecho.

Tras la agresión, Alejandro Miguel salió corriendo del ambulatorio. Entretanto, los facultativos del centro de salud daban las primeras curas a Ana Belén. Acto seguido, fue trasladada por el 061 al hospital Ramón y Cajal, donde ingresó en quirófano para recomponerla el tejido dañado por el cuchillo.

Inmediatamente después de la agresión, varios coches de la policía rastrearon la zona. En un cuarto de hora los agentes localizaron y detuvieron a Alejandro Miguel, que estaba escondido a 200 metros del lugar de los hechos. El cuchillo fue hallado ensangrentado en un parque cercano. En su traslado a comisaría el detenido comentó a los agentes: "Hoy he fallado, pero la próxima vez la mato".

No es la primera vez que Ana Belén sufre agresiones de su antiguo compañero. De hecho, hace dos años se separó de él por el mismo motivo. Y hace sólo un mes, el 17 de agosto, la joven recibió una paliza en el portal de su casa, donde Alejandro Miguel la esperaba escondido junto a su hermano. Después de esta agresión, los hermanos, armados con machetes, intentaron llevarse a los niños de la pareja. Al rato fueron detenidos. Tras ser arrestado, Alejandro Miguel, al igual que ayer, exclamó: "La próxima te mato".

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El agresor, sin embargo, fue puesto en libertad 24 horas más tarde. La familia de la víctima sostiene que abandonó los calabozos debido a que el juez consideró que sólo había incurrido en una falta de lesiones.

"Desde entonces, el acoso sufrido por Ana Belén fue inimaginable", aseguró su hermana Paqui. "Todos en la familia sabíamos que algo como lo que ha pasado iba a suceder. La había amenazado cientos de veces. No la dejaba vivir. Ni a ella ni a sus dos hijos".

Los niños de seis y tres años se negaban a ir al colegio por temor a encontrarse con su padre. "Aunque nunca les hizo nada, pasaban miedo por cómo se comportaba con su madre, manifestó Ruth, amiga de la familia.

El pasado viernes, Alejandro Miguel fue a la salida del colegio en el que estudia su hijo de seis años. Cuando el niño se acercó a besar a su padre, éste le aseguró que pronto iba a matar a su madre para que los dos volvieran a estar juntos. El niño atemorizado, transmitió la amenaza a su madre e incluso llegó a decir que si a su padre no lo metían en la cárcel, él se tiraría por la ventana.

"La situación llegó a ser insoportable", comentaba Ester, amiga del matrimonio. "Su ex marido no quería que Ana Belén rehiciera su vida. Tampoco le dejaba salir con nadie. Llegó incluso a amenazar de muerte a toda su familia si no volvía con él".

Ni las 18 denuncias presentadas por Ana Belén ante los juzgados, ni sus intervenciones en televisión denunciando su caso, sirvieron para algo. Sin ninguna protección policial, pese a las amenazas sobre su persona, Ana Belén debía ir siempre acompañada por la calle. El spray paralizador, que ayer salvó su vida, era parte de su atuendo diario. "Aprendió a vivir con miedo y a mirar siempre detrás de su hombro", recordaba su hermana Rosi. "Estaba segura de que la iba a atacar, y nadie le hacía caso. Nos sentíamos impotentes".

Los familiares, indignados ante el abandono policial que sufría su hermana, se lamentaban por la falta de eficacia de la justicia en casos de malos tratos a mujeres. "Es increíble, señalaba su hermana Paqui, que un individuo que ha propinado una paliza a su ex mujer salga a las 24 horas de la cárcel. Todo el mundo que la conocía sabía que Alejandro Miguel la quería matar, los únicos que parecían no darse cuenta eran los jueces".

Ana Belén, además de denunciar públicamente su caso y de participar en las concentraciones organizadas por el Consejo de la Mujer, se planteó en varias ocasiones abandonar su domicilio. Pero la responsabilidad de sus dos hijos le impedía mudarse. Según la diputada socialista, Helena Almazón, que conocía personalmente a la joven, "Ana Belén sabía que la única manera de perder de vista a su ex marido era mudándose a una casa de apoyo de la Comunidad, pero cuando lo intentó fue persuadida por los encargados para que no lo hiciera por el bienestar de sus hijos. Esto es muy grave", advirtió la diputada. "Si desde las instituciones no se ponen facilidades, los acosos y las agresiones continuarán indefinidamente".

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