Cálida acogida a la "Carmen" de Távora en La Maestranza

Las estrellas invitadas a la primera cita de la X Bienal de Arte Flamenco ni se arrancaron por bulerías ni por soleás. Dos artistas del rejoneo, Luis y Antonio Domecq, atrajeron sobre su faena de lidia el interés del público que acude a la mayor cita mundial de flamenco, que se celebrará en Sevilla durante un mes. Los hermanos Domecq asumieron la expectación generada en torno a la representación de Carmen, la ópera andaluza de cornetas y tambores que la compañía La Cuadra recreó ayer para inaugurar la Bienal. También intervino en la escena a caballo de alta escuela Jaime de la Puerta. La rep...

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Las estrellas invitadas a la primera cita de la X Bienal de Arte Flamenco ni se arrancaron por bulerías ni por soleás. Dos artistas del rejoneo, Luis y Antonio Domecq, atrajeron sobre su faena de lidia el interés del público que acude a la mayor cita mundial de flamenco, que se celebrará en Sevilla durante un mes. Los hermanos Domecq asumieron la expectación generada en torno a la representación de Carmen, la ópera andaluza de cornetas y tambores que la compañía La Cuadra recreó ayer para inaugurar la Bienal. También intervino en la escena a caballo de alta escuela Jaime de la Puerta. La representación número 290, desde que el grupo que dirige Salvador Távora estrenó la obra hace un año, no era una más. Carmen regresaba a Sevilla, donde nació. Y Távora volvía a atreverse por tercera vez con la lidia en directo, después de las experiencias de Ronda (Málaga) y Nimes (Francia). Sólo la legislación catalana ha conseguido frustrar la tentativa de Barcelona para culminar el montaje con el sacrificio de la res. La Maestranza, al igual que sucedió en el coso malagueño de Ronda hace sólo unos pocos meses, acogió ayer un ejercicio de fusión entre la farándula y el toreo; un híbrido entre la experimentación escénica y la lidia clásica. Al teatro con el ajuar de los toros, este era el panorama ayer por la mañana en el coso sevillano. Piercing y abanicos. Pocas obras teatrales se habrán vestido con tanto mantón de manila, tanto clavel y tanta gomina. Y pocas faenas taurinas habrán sido seguidas por tanto bohemio y tanto vanguardista con diseño atrevido. A las 22.00 horas, con la Maestranza a rebosar, la X Bienal de Flamenco arrancó con un murmullo fragoroso, un paseíllo de espectadores sin asiento, un goteo sudoroso de acomodadores, como en las tardes de gloriosos carteles. También estuvo presente en la escenificación la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas.

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