Cartas al director

Un viaje muy caro

En las últimas semanas, como viene siendo habitual en los últimos años, asaltan nuestras pantallas noticias escalofriantes que enfrían nuestros veranos. Se trata de esos africanos desesperados porque la sociedad de bienestar a la que tienen derecho se les niega sistemáticamente a pesar de tenerla muchas veces a la puerta de su casa; no nos debe extrañar, pues, que repetidamente intenten escapar de sus países pobres, que Pasa a la página siguienteViene de la página anterior

cuando no sufren dictaduras militares están ahogados por las compañías internacionales; es lógico, p...

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En las últimas semanas, como viene siendo habitual en los últimos años, asaltan nuestras pantallas noticias escalofriantes que enfrían nuestros veranos. Se trata de esos africanos desesperados porque la sociedad de bienestar a la que tienen derecho se les niega sistemáticamente a pesar de tenerla muchas veces a la puerta de su casa; no nos debe extrañar, pues, que repetidamente intenten escapar de sus países pobres, que Pasa a la página siguienteViene de la página anterior

cuando no sufren dictaduras militares están ahogados por las compañías internacionales; es lógico, pues, que su objetivo sea Europa; nosotros también lo hicimos. Lo vergonzoso es la actitud de las autoridades españolas, que los tratan como delincuentes peligrosos, que los drogan para que se dejen conducir al matadero que es su país o que incluso se niegan a auxiliarlos cuando caen o son echados al mar por los dueños de las pateras, esos míseros vehículos explotados por quienes podrían ser considerados los nuevos traficantes de esclavos. El mundo desarrollado ha de articular las medidas para que estos hechos no se repitan; hay que sustituir la ayuda humanitaria por la ayuda técnica, hay que enseñarles a ser autosuficientes; ésta es una tarea que a todos nos interesa y a todos nos incumbe.-

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