Tribuna:

Tejada

Recuerdo haber visto dibujos suyos en los años cincuenta, si no me equivoco, en una revista de poca circulación y lujosamente editada que se llamaba Vértice. Tenían, aquellos dibujos de Sáenz de Tejada, una gran perfección puesta al servicio de una estética de "glorias imperiales" propia de la época. Ahora, la Fundación Mapfre ha ofrecido una muestra de 250 originales de este gran dibujante que me ha hecho, a la vez, evocar su trazo y descubrir un espíritu totalmente distinto del que yo recordaba. La exposición se centra en los años comprendidos entre 1919 y 1934, es decir, el periodo en el ...

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Recuerdo haber visto dibujos suyos en los años cincuenta, si no me equivoco, en una revista de poca circulación y lujosamente editada que se llamaba Vértice. Tenían, aquellos dibujos de Sáenz de Tejada, una gran perfección puesta al servicio de una estética de "glorias imperiales" propia de la época. Ahora, la Fundación Mapfre ha ofrecido una muestra de 250 originales de este gran dibujante que me ha hecho, a la vez, evocar su trazo y descubrir un espíritu totalmente distinto del que yo recordaba. La exposición se centra en los años comprendidos entre 1919 y 1934, es decir, el periodo en el que Sáenz de Tejada trabajó para el periódico La Libertad. Tenía 22 años cuando empezó a colaborar en este diario representativo de un liberalismo democrático de izquierdas en el que aparecían artículos de Pablo Iglesias, Cansinos-Assens, Ramón J. Sender, Azorín y muchos otros. Tejada ilustró centenares de columnas y en sus dibujos puede verse el espacio rectangular que dejaba en la parte baja de la página para que en él pudiera encajarse el pan de plomo de la linotipia.

En los años veinte predomina en sus dibujos una estética decó, sobre todo desde que, en 1926, se traslada a París y se hace internacionalmente conocido por sus dibujos de moda, que publica en las más prestigiosas revistas del mundo, sin dejar por ello de colaborar asiduamente en La Libertad con sus deliciosos figurines del "nuevo tipo de mujer" que hacía furor en la época. También fue ilustrador de libros y decorador teatral, concretamente de los Ballets Españoles de Antonia Mercé. Sus ilustraciones para el periódico son de estilo más clásico. En su sección Antena aparecen muchas de tema madrileño, algunas de carácter social, como la titulada Suicidio infantil; otras, de tono costumbrista, sin que falten las de contenido político y algunos retratos. Dibujos que, sesenta años después, siguen siendo sorprendentemente modernos.

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