Reportaje:

"Un amigo"

La avenida de Maria Cristina recibió gente, poco a poco, eso sí, desde la mañana. Las primeras fueron un grupo de austriacas que si habían viajado a Barcelona expresamente para el concierto, ¿cómo no iban a esperar desde las diez agazapadas bajo la poca sombra que debía de haber? Probablemente estuvieron solas un buen rato, porque los barceloneses llegaron a media tarde. Con el recital de anoche, Barcelona demostró que sigue queriendo a José Carreras. Unas señoras respondían medio enfadadas que no les gusta porque sea guapo, sino "porque canta muy bien y por la obra que está haciendo". ¿Eran ...

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La avenida de Maria Cristina recibió gente, poco a poco, eso sí, desde la mañana. Las primeras fueron un grupo de austriacas que si habían viajado a Barcelona expresamente para el concierto, ¿cómo no iban a esperar desde las diez agazapadas bajo la poca sombra que debía de haber? Probablemente estuvieron solas un buen rato, porque los barceloneses llegaron a media tarde. Con el recital de anoche, Barcelona demostró que sigue queriendo a José Carreras. Unas señoras respondían medio enfadadas que no les gusta porque sea guapo, sino "porque canta muy bien y por la obra que está haciendo". ¿Eran donantes de médula? "No, eso da miedo", respondía una de ellas, pero puntualizaba que sí habían hecho aportaciones económicas. Esta actitud era mayoritaria entre el público. Las casetas de la Fundación Internacional José Carreras para la Lucha contra la Leucemia recibían más visitas con preguntas que con respuestas. Pero es que ayer los barceloneses iban a escuchar al cantante, y la fundación no se quejaba: en España ha conseguido 32.400 donantes y unos cuatro millones en todo el mundo. Pilar y Carme, seguidoras modelo de Carreras, decían que ir a verle es como "visitar a alguien de la familia o a un amigo". Les gusta más que los otros cantantes "porque canta con sentimiento: más con el corazón que con la voz". Carme fue más lejos: "Plácido Domingo canta muy bien, pero es muy frío". Otros, entre las duchas rápidas y los besos que los de Comediants repartían entre el público, decían que esperaban ver "un recital popular". Y Teresa, otra mujer de Barcelona, decía que, después de la enfermedad, Carreras se hizo más accesible. Pasadas las ocho, Carreras salió a ensayar y empezó con Amigos para siempre. Todo el mundo calló y salieron los prismáticos, las cámaras de vídeo y fotográficas. Se empezaban a sentir los primeros conatos de emotividad y aún no había empezado.

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