EL MÉDICO EN CASA

Ancianos y enfermos, ¡ojo al calor!

Lo normal es que el calor nos altere los nervios y no nos deje dormir; pero la subida de la temperatura, esa ola calurosa que cada año nos invade en verano, puede tener consecuencias graves para nuestra salud si no adoptamos medidas preventivas. El llamado golpe de calor, si no se coge a tiempo, puede causar, incluso, la muerte. Cuando el termómetro supera los 40 grados, la población alivia estas molestias bebiendo mucha agua, con la ducha, en la piscina, o encomendándose a un ventilador. Aunque hay personas para las que estas medidas son insuficientes y, ya sea por la edad, o porque están en...

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Lo normal es que el calor nos altere los nervios y no nos deje dormir; pero la subida de la temperatura, esa ola calurosa que cada año nos invade en verano, puede tener consecuencias graves para nuestra salud si no adoptamos medidas preventivas. El llamado golpe de calor, si no se coge a tiempo, puede causar, incluso, la muerte. Cuando el termómetro supera los 40 grados, la población alivia estas molestias bebiendo mucha agua, con la ducha, en la piscina, o encomendándose a un ventilador. Aunque hay personas para las que estas medidas son insuficientes y, ya sea por la edad, o porque están enfermas, las precauciones a tomar han de ser más serias. Con el golpe de calor propiamente dicho se inflama la piel, se producen calambres y se siente agotamiento físico. Según los estudios realizados, tres son los síntomas que lo caracterizan: la alta temperatura de los afectados (entre 36 y 43 grados), que estos dejen de sudar, y la aparición de trastornos de consciencia. Antes de esta situación, ya ha podido observarse en ellos la fiebre, la falta de apetito, el dolor de cabeza, la somnolencia, las náuseas, la desorientación, los mareos... Síntomas, todos, que pueden aparecer horas o días antes del golpe de calor definitivo. Los ancianos son los más propensos a sufrir este síndrome. Ni los tranquilizantes ni el alcohol son recomendables en estas circunstancias. Y los que tienen diarreas, los que van a la sauna, los niños febriles (si se les arropa en exceso), y los bebés olvidados dentro del coche... serán también víctimas. ¡Ah!, y no se lo tomen a broma que, en Atenas, por ejemplo, hace algunos veranos, murieron por esta causa un millar de personas. Aquí, en Andalucía, son varios cientos los enfermos que requieren hospitalización en julio y agosto por culpa del calor; y cerca de un 40% fallecen.

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