Un padre mata a su hijo cuando éste trataba de sacarle dinero para droga
Una puñalada en el pecho, una muerte en familia. Francisco Javier Viturro Vázquez, de 37 años, murió en la madrugada de ayer a manos de su padre. El crimen se desató después de que el hijo exigiese dinero a su progenitor, José Guillermo Viturro Formoso, de 69 años. Ante la negativa, Francisco Javier empuñó un tenedor y se lo clavó en la cara a su padre, quien respondió asestándole supuestamente una cuchillada en el pecho. El homicida, una vez detenido, señaló a la policía que su hijo, que había pasado un tratamiento de desintoxicación, quería el dinero para droga.
El crimen ocurrió ...
Una puñalada en el pecho, una muerte en familia. Francisco Javier Viturro Vázquez, de 37 años, murió en la madrugada de ayer a manos de su padre. El crimen se desató después de que el hijo exigiese dinero a su progenitor, José Guillermo Viturro Formoso, de 69 años. Ante la negativa, Francisco Javier empuñó un tenedor y se lo clavó en la cara a su padre, quien respondió asestándole supuestamente una cuchillada en el pecho. El homicida, una vez detenido, señaló a la policía que su hijo, que había pasado un tratamiento de desintoxicación, quería el dinero para droga.
El crimen ocurrió en la pensión Castellana, situada en la segunda planta de la calle de Carretas, número 31 (Centro). La familia Viturro, procedente de Galicia, regenta el establecimiento desde hace unos 15 años. El edificio donde se ubica la pensión está repleto de otros locales similares y de una academia de preparación para oposiciones de policía. En sus escaleras oscuras pasan la noche a veces toxicómanos expulsados de las habitaciones o que carecen de dinero suficiente para pagar por unas sábanas y un colchón.El servicio de portería sólo funciona en horario diurno. "Por la noche esto se llena de todo tipo de gente. Siempre tenemos líos en la escalera. No es culpa del edificio, sino de la zona, que se ha degradado", explicaba una inquilina del inmueble. En la segunda planta, a la derecha del pasillo, la pensión Castellana tiene su puerta y su cartel. El negocio dependía directamente del padre y la madre, una mujer aquejada de diabetes. Francisco Javier, el menor de los tres hijos del matrimonio, según los vecinos, echaba una mano a sus padres. Las peleas entre ellos, a decir de quienes les conocían, eran excepcionales. "El lunes mismo le vi por la noche y me ayudó a retirar los cubos de basura. Era un chico muy servicial. Nunca le vi mostrarse agresivo", relató la portera.
Crimen y confesión
La Policía sostiene que Francisco Javier había iniciado una cura de desintoxicación. No era la primera vez. "Sus padres le habían intentado sacar de la droga muchas veces. Se dejaban el dinero en ayudarle. Pero él seguía drogado. Lo último que habían hecho era llevarle a un médico a ver si podía acabar con su enganche", dijo una amiga de la familia.Esta querencia por la heroína pudo estar detrás del crimen. El padre ha confesado a la Policía que su hijo quería el dinero para comprar droga. Y que él se lo negó. Esta resistencia enfureció a Francisco Javier, quien, en la cocina, atacó a su padre con un tenedor. El padre, según su confesión, cogió un cuchillo y, cuando vio que su hijo le clavaba el tenedor en la cara, le asestó una puñalada en el pecho. Francisco Javier cayó malherido.
El padre, ante el cuerpo sangrante de su hijo, marcó el 091. Por el teléfono confesó haberle apuñalado y dio su identidad y dirección. Cuando la Policía llegó al lugar del crimen, Francisco Javier yacía muerto en el suelo de la cocina. En la mano empuñaba un tenedor.
Los médicos que certificaron su fallecimiento señalaron que había perdido más de tres litros de sangre. El padre fue conducido a la Brigada de la Policía Judicial, donde ayer permanecía detenido. En su declaración reconoció la autoría del crimen. Un portavoz de la familia negó que el crimen tuviese relación con la droga e insistió en que todo fue un accidente, "un terrible accidente".