Romero augura "una nueva era dorada de la socialdemocracia"

La presentación de la versión castellana de Un nuevo contrato para el bienestar, la propuesta laborista, el documento de trabajo que el primer ministro británico Tony Blair presentó al parlamento británico el pasado mes de marzo como instrumento para reflexionar sobre el futuro del estado de bienestar, se convirtió ayer en Valencia en un acto político de primer orden en el que Joan Romero, secretario general del PSPV, auguró "una nueva era dorada de la socialdemocracia".

La Sala de la Muralla del colegio mayor Rector Peset de Valencia apenas pudo acoger a los dos centenares largos de p...

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La presentación de la versión castellana de Un nuevo contrato para el bienestar, la propuesta laborista, el documento de trabajo que el primer ministro británico Tony Blair presentó al parlamento británico el pasado mes de marzo como instrumento para reflexionar sobre el futuro del estado de bienestar, se convirtió ayer en Valencia en un acto político de primer orden en el que Joan Romero, secretario general del PSPV, auguró "una nueva era dorada de la socialdemocracia".

La Sala de la Muralla del colegio mayor Rector Peset de Valencia apenas pudo acoger a los dos centenares largos de personas que acudieron a la presentación del libro editado por la Fundación Solidaridad y Tolerancia. Pasqual Maragall, candidato socialista a la Generalitat de Cataluña excusó su asistencia a última hora por un asunto familiar grave, pero no dejaron de asistir destacados dirigentes socialistas como Ciprià Ciscar o Antoni Asunción; independientes como Carmen Alborch o Aurelio Martínez; intelectuales como Ramón Lapiedra o Vicent Raga; y, en un plano discreto, Albert Taberner y Pedro Zamora, de Nova Esquerra. Romero explicó que la potencia del pensamiento neoliberal toca a su fin ante la evidencia del fracaso de los modelos aplicados por Ronald Reagan en Estados Unidos o Margaret Thatcher en el Reino Unido. El secretario general del PSPV presentó un trabajo que expresa con sencilla contundencia las aspiraciones de los socialdemócratas pero elaborado desde "la humildad intelectual" porque, dijo, "los socialistas no tenemos certezas, esas las dejamos para los que creían en el fin de la historia". El documento es una reflexión sobre las posibilidades de sostener la "arquitectura del estado de bienestar" en una sociedad en la que impera la globalización de la economía en detrimento de la capacidad de influencia de los Estados; el debate sobre la sostenibilidad; el reto de la construcción de la Unión Europea; el envejecimiento de la población; o un nuevo modelo de relaciones laborales. Ante semejante tesitura, Romero destacó diez nociones del reto definido por los laboristas: innovar antes que imitar, ni a los adversarios ni al propio pasado; ofrecer metas ambiciosas para toda la sociedad, no sólo para los votantes; no dejarse embaucar por el rival y creer que la prosperidad lo soluciona todo por sí misma; no confiar en el mero crecimiento porque es condición necesaria, pero no suficiente; definir el mercado ante la evidente ruina de la economía dirigista bajo los cascotes del muro de Berlín; distribuir tanto la renta como el trabajo; y construir una Europa atenta a la subsidiaridad. Desde una ética del trabajo y el riesgo, en la que el ciudadano debe asumir su propia responsabilidad política, Romero sintetizó el reto actual: "Atravesamos una zona de turbulencias pero no podemos limitarnos a ponernos el cinturón, debemos asumir la iniciativa y proponer rutas alternativas".

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