Una ruta directa del mar al espacio

El nuevo sistema de lanzamiento de cohetes combina el olfato técnico de EEUU con los precios de Rusia y Ucrania

Desde 1926, en que se lanzó el primer cohete de combustible líquido, el campo se ha desarrollado siguiendo la misma línea: vehículos cada vez más grandes y potentes han seguido despegando desde tierra firme. En los últimos años, los cohetes han llevado al espacio principalmente satélites de comunicaciones, y el campo está en alza. Según los expertos, en la próxima década está previsto poner en órbita más de mil nuevos satélites de ese tipo.Ahora, tras una inversión de más de 500 millones de dólares por parte de empresas de Rusia, Ucrania, Noruega y EEUU, se prepara el despegue de un debutante ...

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Desde 1926, en que se lanzó el primer cohete de combustible líquido, el campo se ha desarrollado siguiendo la misma línea: vehículos cada vez más grandes y potentes han seguido despegando desde tierra firme. En los últimos años, los cohetes han llevado al espacio principalmente satélites de comunicaciones, y el campo está en alza. Según los expertos, en la próxima década está previsto poner en órbita más de mil nuevos satélites de ese tipo.Ahora, tras una inversión de más de 500 millones de dólares por parte de empresas de Rusia, Ucrania, Noruega y EEUU, se prepara el despegue de un debutante esencial en el juego de los lanzamientos, denominado Sea Launch. El sistema engloba los baratos componentes para cohetes rusos y ucranios y el olfato técnico y comercial estadounidense, con la participación, un 40%, de la empresa Boeing. En octubre, un cohete ucranio Zenit se elevará -por primera vez en la era espacial- desde una plataforma flotante en el Pacífico y pondrá en órbita un satélite de comunicaciones. El objetivo es obtener grandes beneficios.

El buque de control, de casi 202 metros, puede transportar hasta 240 personas. La plataforma de lanzamiento es casi tan grande como dos campos de fútbol y se mueve a velocidades de hasta 12 nudos. Y el cohete tiene una altura equivalente a una casa de 20 pisos. Si el proyecto Sea Launch tiene éxito, será una hazaña técnica gracias a la cual se podrá aumentar considerablemente la carga de material que puede transportar un cohete por el simple hecho de empezar el viaje en el lugar más idóneo.

Al despegar desde el ecuador y no desde latitudes más altas donde suelen encontrarse la mayoría de las bases espaciales, el cohete recibirá la máxima aceleración posible de la rotación de la Tierra y seguirá la ruta más corta posible hasta alcanzar la órbita de 36.000 metros de altura. Allí, los satélites de comunicaciones se ajustan a la rotación de la Tierra de modo que aparentemente están suspendidos sobre un punto desde el que actúan como si fueran repetidores fijos para las antenas terrestres.

"Queremos ofrecer una alternativa de bajo coste para el lanzamiento de satélites", ha comentado Jim Albaugh, presidente de Boeing Space Transportation, matriz estadounidense de Sea Launch. "Conseguimos hasta un 30% más de carga que los lanzamientos desde EEUU o Rusia". El buque de control del equipo (fabricado en Escocia por el socio noruego) partió hace poco de San Petersburgo, Rusia (donde se cargó un cohete ucranio y se instalaron componentes rusos para el manejo de cohetes), y puso rumbo a Long Beach, California, donde se encuentra la base central de la operación (una antigua base naval adaptada). La plataforma de lanzamiento flotante (fabricada en Noruega a partir de una plataforma de prospección petrolífera) está siendo equipada en Vyborg, Rusia, y navegará hacia Long Beach este verano para el lanzamiento. Los expertos en cuestiones espaciales dicen que la compleja operación tiene ciertos riesgos. Pero añaden que los equipos humano y técnico son tan fuertes que tienen muchas probabilidades de abrir una importante senda nueva hacia los cielos.

"Es muy inteligente", dice Marco Cáceres, un analista espacial de Teal Group. "Cogen un vehículo que es relativamente moderno, lo consiguen a buen precio, se lo llevan y lo lanzan para una operación propia. Y están empezando cuando el mercado empieza a crecer", añade Cáceres. A algunos defensores del control de armamentos, así como a la Administración de Clinton, que alentó el nacimiento del equipo, les gusta Sea Launch porque emplea a fabricantes de cohetes rusos y ucranios que de otro modo podrían pasar sus equipos y conocimientos a Estados criminales y grupos terroristas.

El cohete ucranio es un Zenit. Su fabricante, la agencia de diseño Yuzhnoye y la planta de producción Yuzhmash fabricaban antes para Moscú el SS-18, al que el Pentágono apodaba "Satán". El temido gigante negro era el arma más mortífera de la Unión Soviética. John M. Logsdon, director del Instituto de Política Espacial de la Universidad George Washington, ha dicho que Sea Launch es dulce y amargo a la vez, porque desea la amenaza, en vez de eliminarla. "Mantiene abiertas las líneas de producción de la fábrica del SS-18", señaló, "pero da a esa plantilla algo que hacer aparte de fabricar los SS-18".

Desafío

La operación privada se prepara para desafiar al sector de lanzamientos. Cada año se envían al espacio montones de monstruos que vomitan fuego y humo: el Protón desde Rusia, el Long March desde China, el H-2 desde Japón, el europeo Ariane desde Guyana y el Delta y Atlas desde EEUU. A pesar de ser un recién llegado, el Zenit de Sea Launch ya se ha ganado los mejores clientes. Hughes Space and Communications, un líder del sector, se ha apuntado a 13 lanzamientos, incluido el primero, que pondrá en órbita un satélite de cinco toneladas.Donald L. Cromer, presidente de la unidad Hughes, ha dicho que el precio no revelado de Sea Launch es "muy competitivo". El consorcio ha vendido ya otros cinco lanzamientos del Zenit.

La Tierra gira hacia el Este. En los polos, la velocidad de rotación en la superficie es cero, pero ésta va aumentando hacia el ecuador, donde gira hacia el Este a casi 1.609,3 kilómetros por hora. Para aprovechar este impulso rotacional, la mayoría de los cohetes, si la trayectoria deseada lo permite, se lanzan en dirección Este. Las bases espaciales del mundo se han ido trasladando lentamente hacia el Sur. La principal base rusa está situada a una latitud Norte de 45,6º. Cabo Cañaveral, en Florida, está a 28,5º. Y la base europea, en Guayana Francesa, desde la que se lanzan los Ariane, está a sólo 5,2º por encima del ecuador. Pero, incluso en el ecuador, la aceleración que imprime la Tierra es una ayuda modesta, ya que la velocidad que necesita un cohete para alcanzar la órbita son 28.162,75 kilómetros por hora.

Sea Launch cuenta con la ventaja de lanzar los cohetes desde el punto más conveniente y energéticamente eficaz. El consorcio se constituyó en 1995 en las islas Caimán. Boeing controla un 40%; RSC-Energia de Moscú, el 25%; Kvaerner Maritime de Oslo, el 20%, y KB Yuzhnoye y POYuzhmash, de Dnepropetrovsk, Ucrania, el 15%. Aunque el Zenit se considera ucranio, todos sus motores, el componente clave de un cohete, están fabricados en Rusia. Los expertos reconocen que los cohetes rusos y ucranios son en algunos aspectos superiores a los estadounidenses, sobre todo sus motores. Si todo marcha según lo previsto, Sea Launch lanzará al espacio seis Zenit al año, aunque se podría llegar a ocho.

©The New York Times

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