Cartas al director

El miedo de una futura madre

¿Cómo podré explicar algún día a esas hijas que tenga que su condición de mujeres las convierte automáticamente en ciudadanas de segunda categoría? ¿Cómo podré especificarles que, gracias a que ellas nacerán en un país europeo, por lo menos podrán ir al hospital y recibir una educación, gozar de ciertas ventajas respecto a otras ciudadanas del mismo sexo? ¿Quién me enseñará a mí el método didáctico que me permita inculcarles que todos los seres humanos son iguales, con los mismos derechos y obligaciones, cuando ni yo misma me lo creo? ¿Cómo podré no echarme a llorar cuando les cuente que, a la...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

¿Cómo podré explicar algún día a esas hijas que tenga que su condición de mujeres las convierte automáticamente en ciudadanas de segunda categoría? ¿Cómo podré especificarles que, gracias a que ellas nacerán en un país europeo, por lo menos podrán ir al hospital y recibir una educación, gozar de ciertas ventajas respecto a otras ciudadanas del mismo sexo? ¿Quién me enseñará a mí el método didáctico que me permita inculcarles que todos los seres humanos son iguales, con los mismos derechos y obligaciones, cuando ni yo misma me lo creo? ¿Cómo podré no echarme a llorar cuando les cuente que, a las puertas del siglo XXI, Naciones Unidas permitió que las mujeres de un país llamado Afganistán no fueran siquiera personas simplemente por su sexo? ¿Cómo podré mirarlas a la cara sin sentir vergüenza al mostrarles el mundo que les legamos? Y, sobre todo, ¿cómo podré hacerlas comprender que los dirigentes que nos gobiernan permiten este tipo de atrocidades y callan ante la aberrante situación? ¿Es que nuestras superministras de laca en el pelo no piensan decir nada? Y las mujeres que las votaron ¿tampoco tienen nada que decir? A veces me avergüenzo de vivir en un mundo como el nuestro, donde se cierran los ojos para no ver la podredumbre de esta sociedad internacional que mantenemos.- Celia Blanco Rodríguez.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Archivado En