Se suceden los escándalos periodísticos sobre Córcega

Córcega se encuentra en el centro de dos conflictos relacionados con el periodismo. Por un lado, Gilles Millet, redactor del semanario L" Evénement du jeudi pasará hoy a disposición del juez antiterrorista Jean-Louis Bruguiere tras dos días de interrogatorio policial por un asunto de documentos relativos a préstamos presuntamente irregulares concedidos, en dicha isla, por el banco Crédit Agricole. Esos documentos habrían sido entregados a militantes de grupos corsos clandestinos. La investigación trata de determinar si de ese modo se hicieron públicos datos sobre malversación de fondo...

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Córcega se encuentra en el centro de dos conflictos relacionados con el periodismo. Por un lado, Gilles Millet, redactor del semanario L" Evénement du jeudi pasará hoy a disposición del juez antiterrorista Jean-Louis Bruguiere tras dos días de interrogatorio policial por un asunto de documentos relativos a préstamos presuntamente irregulares concedidos, en dicha isla, por el banco Crédit Agricole. Esos documentos habrían sido entregados a militantes de grupos corsos clandestinos. La investigación trata de determinar si de ese modo se hicieron públicos datos sobre malversación de fondos.Por otra parte, el diario Libération se ha querellado contra Michel Codaccioni, responsable de Radio France en Córcega y corresponsal del diario Le Monde, que ha publicado un libro -Corse, assassinat d"un préfet (Córcega, asesinato de un prefecto)- en el que se da a entender que algunos artículos publicados en Libération dieron cuerpo y fuerza a un fantasmal grupo terrorista partidario de la independencia, que finalmente habría sido el responsable, el pasado 6 de febrero, del asesinato de Claude Erignac.

Guy Benhamou, periodista de Libération especialista en la cuestión corsa, odiado por el sector mafioso del independentismo, está en el centro del ataque de Codaccioni. Éste último atribuye al diario parisino un papel en un plan de desinformación o, dicho en otras palabras, de manipulación de la opinión pública. "Es una obra que nos acusa, con desvergüenza y sin pruebas, con falsedades factuales evidentes", replica el editor, Serge July, en un artículo firmado por él junto al relato de la historia.

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