Tribuna

El primer enemigo

Para empezar, el ambiente es raro: Clemente no quiere ganarle a los búlgaros sino ajustarnos las cuentas a todos nosotros y todos nosotros queremos que la selección gane a pesar de Clemente. ¿Por qué hemos llegado a esto? ¿Por qué la prensa critica a Clemente? ¿Y en Brasil y Argentina no critican a Zagalo y Passarella? Tal vez es que nuestros futbolistas son la mitad de buenos -los otros, con los periódicos a favor o en contra, ganan por tres o cuatro a cero- o tal vez es que nuestro seleccionador es el doble de soberbio, con una arrogancia, además, hecha de ganarle a las Islas Feroe. ¿Qué pod...

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Para empezar, el ambiente es raro: Clemente no quiere ganarle a los búlgaros sino ajustarnos las cuentas a todos nosotros y todos nosotros queremos que la selección gane a pesar de Clemente. ¿Por qué hemos llegado a esto? ¿Por qué la prensa critica a Clemente? ¿Y en Brasil y Argentina no critican a Zagalo y Passarella? Tal vez es que nuestros futbolistas son la mitad de buenos -los otros, con los periódicos a favor o en contra, ganan por tres o cuatro a cero- o tal vez es que nuestro seleccionador es el doble de soberbio, con una arrogancia, además, hecha de ganarle a las Islas Feroe. ¿Qué podemos hacer con él? ¿Deberían dejar, por ejemplo, que la selección jugase torneos de verano? ¿Si nos llevásemos el Gamper o el Teresa Herrera Clemente haría algún palmarés y estaría menos enfadado? Ojalá que nos clasifiquemos jugando muy bien y ojalá que esto valga para que el seleccionador, lo mismo que cambia cada partido de equipo, pueda cambiar de carácter.Minuto 1. El portero rival le saca un tiro en la escuadra a Hierro y Paraguay le hace el primero a Nigeria: como dicen en Chile, esto se está poniendo color hormiga. Pero, a partir de ahí, todo ha sido muy rápido: penalti y gol de Hierro, empate de Nigeria y golazo de Luis Enrique. Los españoles juegan como si fuesen ellos (como si fuesen Alfonso, Etxeberría, Amor) y aunque es verdad que los búlgaros parecen tener tanta movilidad como los muñecos de un futbolín, España lo está bordando, desde Zubizarreta hasta Morientes.

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Final del primer tiempo. Esto marcha, pero hasta ahora se ha hecho tan mal que la gente en lugar de ¡España, España!, tenemos que seguir gritando ¡Nigeria, Nigeria! Ese es el problema.

58 minutos. Y, efectivamente, ese era el problema. Gol de Paraguay.

Minuto 82. Nos hemos quedado todos media hora sin habla. A partir de ahora todo va a dar lo mismo: otro gol de Morientes, luego el quinto y el sexto de Kiko, pero todo esto es como tirar monedas de oro a un pozo. De hecho, cuanto mejor lo hagan ahora peor será el recuerdo de los otros partidos.

85 y medio. Tercero de Paraguay. Se acabó el Mundial. Al menos, los minutos de la basura le valdrán a Clemente para buscar disculpas y enemigos: la culpa la ha tenido Nigeria, a fin de cuentas sólo hemos perdido un partido, etcétera. Pero muchos de nosotros seguiremos pensando lo mismo: que el seleccionador es un fracasado y que a nuestros futbolistas sólo les crecen las uñas cuando ya no vale para nada, después de muertos. Toda esta heroicidad de opereta no vale para nada. Ya estamos en España, como siempre y, a falta de respuestas, lo único que se me ocurre es una pregunta más para Javier Clemente: "¿Para qué tanta chulería, tantas amenazas, tanta guerra de trincheras? ¿Para conseguir la peor clasificación de España en un Mundial en los últimos 20 años? Está equivocado: los enemigos de la selección española no somos nosotros, sino usted.

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