Entrevista:

RAMÓN JIMÉNEZ FRAILE PERIODISTA E HISTORIADOR "Stanley descubrió África pero Iradier el alma de los africanos"

Noviembre de 1871. Un periodista americano se acerca a un hombre blanco al que buscaba desde hace ocho meses por el centro de África y a modo de saludo le dice: "Doctor Livingstone, supongo". Este hallazgo permitió al periodista Henry Morton Stanley -galés de nacimiento y americano de adopción- darse a conocer ante el mundo. Sin embargo, su consagración como uno de los exploradores más importantes de la historia llegó algunos años más tarde. El periodista e historiador Ramón Jiménez Fraile (Vitoria, 1957), que en la actualidad es el relaciones públicas del Consejo de Ministros de la UE, es un...

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Noviembre de 1871. Un periodista americano se acerca a un hombre blanco al que buscaba desde hace ocho meses por el centro de África y a modo de saludo le dice: "Doctor Livingstone, supongo". Este hallazgo permitió al periodista Henry Morton Stanley -galés de nacimiento y americano de adopción- darse a conocer ante el mundo. Sin embargo, su consagración como uno de los exploradores más importantes de la historia llegó algunos años más tarde. El periodista e historiador Ramón Jiménez Fraile (Vitoria, 1957), que en la actualidad es el relaciones públicas del Consejo de Ministros de la UE, es uno de los mayores conocedores de las peripecias de Stanley. El pasado viernes ofreció en Vitoria, en el marco de unas jornadas dedicadas al explorador vitoriano Manuel Iradier, una conferencia sobre el encuentro que Stanley mantuvo en junio de 1873 en la capital alavesa con Iradier. El explorador alavés desentrañó los misterios de la actual Guinea Ecuatorial. Aquel encuentro marcó decisivamente la trayectoria de Iradier. Pregunta. En el libro que usted ha escrito sobre el trabajo que Stanley desarrolló como periodista en España cubriendo las guerras carlistas y la proclamación de la República, descubre, sorprendentemente, a un hombre menos cualificado que Iradier para las tareas de exploración. Respuesta. Cuando Iradier y Stanley se juntaron en la antigua fonda Pallarés a instancias del primero durante una visita del segundo a Vitoria, el vitoriano tiene más titulación y estudios, más conocimientos geográficos y científicos sobre África que el propio Stanley. Éste venía de un rapapolvo científico en Londres después de su descubrimiento con Livingstone por su ignorancia. Cuando descubrió a Livingstone su único afán era periodístico. Al morir Linvingstone, Stanley cambia de chip, decide abandonar el periodismo, se atiborra de libros de geografía, de ciencia, aprende a leer mapas y es en 1874 cuando adquiere los conocimientos para llevar a cabo los descubrimientos que Linvingstone ha dejado en suspenso. P. ¿Cómo influyó en Iradier ese contacto con Stanley? R. Stanley le hizo ver a Iradier que su proyecto era demasiado arriesgado, que no se podía atravesar África de sur a norte. Le recomendó ir al lugar del Äfrica negra más cercano a las posesiones españolas, explorarlo y adquirir experiencia para mayores empresas. Iradier quedó impresionado hasta el punto de que en 1874 convoca a los miembros de la sociedad que había creado, "La Exploradora" y les dice que parte para África. Como nadie le costea el proyecto, lo hace él de su bolsillo. P. Sin embargo, ha sido Stanley el que ha pasado a la historia como el gran explorador de África. R. La sensibilidad de Iradier era diferente a la de Stanley. Éste descubrió África, pero Iradier descubrió el alma de los africanos. Stanley tenía la misión de abrir a la civilización occidental el corazón de África y eso pasaba, en aquel momento histórico, por el uso de la fuerza porque tanto el medio físico como el medio humano eran muy agresivos. Penetrar en África central en aquella época y en ese contexto sólo podía pasar por métodos expeditivos como los utilizados por Stanley, comparables a la colonización y descubrimiento de América por parte de los españoles. Iradier no quería colonizar. No quería que su labor fuera entendida como política o colonialista. Su afán era el propio de un científico, de un humanista.

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