El tributo del cazador de imágenes

Querrían invadir toda la ciudad con sus obras de fotoperiodismo o fotocreación. Pero como el presupuesto no da para más, se conforman con tomar, a punta de negativo, algunos rincones de Valencia. Este año, los cazadores de imágenes han decorado con su piezas la Estació del Nord y el barrio de El Carme. La sexta edición del Día de la Foto, que se inició ayer, cuenta con 70 exposiciones fotográficas y un homenaje a Artur Heras, artista polifacético y director de la Sala Parpalló de la Diputación de Valencia entre 1980 y 1995. Los organizadores del certamen, la asociación Amics del Dia de la Foto...

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Querrían invadir toda la ciudad con sus obras de fotoperiodismo o fotocreación. Pero como el presupuesto no da para más, se conforman con tomar, a punta de negativo, algunos rincones de Valencia. Este año, los cazadores de imágenes han decorado con su piezas la Estació del Nord y el barrio de El Carme. La sexta edición del Día de la Foto, que se inició ayer, cuenta con 70 exposiciones fotográficas y un homenaje a Artur Heras, artista polifacético y director de la Sala Parpalló de la Diputación de Valencia entre 1980 y 1995. Los organizadores del certamen, la asociación Amics del Dia de la Foto, le atribuyen a Artur Heras el mérito de "abrir los ojos" a los valencianos en los ochenta sobre las posibilidades de la fotografía en la escena cultural. Las obras de fotógrafos tan reputados como Alexander Rodtchenko o David Lynch -autor de la serie televisiva Twin Peaks- que Heras adquirió para la Sala Parpalló, forman parte de las exposiciones. El cerebro de estas jornadas, Mateo Gamón, sólo tiene palabras de reproche para "el hombre que despidió a Heras [el diputado de Cultura del PP, Antonio Lis]" y para la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que "ignora los actos culturales más vanguardistas de la ciudad, como éste". En cambio, Gamón está muy agradecido a la artista Carmen Calvo, que ha diseñado el cartel del certamen, una galería de hombres de rostro anguloso que parecen sacados de las viñetas de Roberto Alcázar y Pedrín. Durante los próximos días, el público podrá contemplar en el Café El Negrito las imágenes de Santiago Carregui, Fernando Bustamante y el resto de reporteros gráficos que ilustran a diario la prensa valenciana. Y también las instantáneas de los aficionados que no se ganan la vida con una cámara al hombro, pero que sueñan con revelar un día la foto imposible. En la Estació del Nord los viajeros entretendrán la espera del Intercity con las fotografías sobre la devastación bélica de 1939, la búsqueda de playas bajo los adoquines en el mayo francés y un vasto repertorio de imágenes cotidianas. Los objetivos de las cámaras enfocaron a Raquel, la portuguesa que vende La Farola en la calle de Jorge Juan, a una desamparada motocicleta Ducati de 125 centímetros cúbicos sobre un páramo y a Pedro, un anciano que fue uno de los niños españoles enviados a Rusia durante la Guerra Civil y que juguetea con Nadja, su nieta que aspira a triunfar como bailarina. ¿Qué pasaría si se pusieran a trabajar juntos un fotógrafo y un biólogo? El resultado híbrido cuelga del techo de la estación ferroviaria: un mural de fotografias realizadas sin cliché, con flores y plantas colocadas sobre la emulsión y las manos del artista dirigiendo el haz de luz a un punto concreto de la imagen. Los creadores, que se denominan Cas-Tato, han utilizado técnicas de las artes gráficas para aproximar la fotografía a la pintura. El padre de Cas, José Castarnado, de 59 años, que ha trabajado como fotógrafo toda la vida y retrató los templos egipcios durante la Guerra de los Seis Días, se dedica ahora a enseñar los trucos del oficio a un grupo de aficionados de L"Horta Nord. Cuenta que en Estados Unidos los fotógrafos más innovadores se suben a los andamios por las noches con una linterna para completar su rompecabezas particular con múltiples fotos de una fachada. Las jornadas se completan con las actuaciones de baile contemporáneo en la terminal ferroviaria y el espectáculo mixto de danza y cine -unas bailarinas francesas actúan ante una pantalla-. Un año más, en un ejercicio de justicia poética, los fotógrafos -reporteros, artistas y aficionados- han devuelto sus pedazos de realidad en color o blanco y negro a sus orígenes. A las calles, los cafés y el andén ferroviario. Donde un día los tomaron prestados con sus cámaras.

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