Tribuna:

Dragón

DE PASADALos misteriosos vínculos que unen en Granada la burocracia y los dragones no constan en los manuales de zoología fantástica ni en algunas de las abundantes recopilaciones de leyendas locales, pero son más ciertos que los del mismísimo san Jorge. Los funcionarios, cualquiera que sea la categoría, mantienen un pacto tácito con estas bestias inverosímiles y cada día como hoy, miércoles antes del Corpus, a las doce del mediodía, todas las oficinas sufren un repentino abandono. "Venga, todos en busca de la Tarasca", dice el jefe, y la orden pasa veloz a los oficiales de primera y éstos la ...

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DE PASADALos misteriosos vínculos que unen en Granada la burocracia y los dragones no constan en los manuales de zoología fantástica ni en algunas de las abundantes recopilaciones de leyendas locales, pero son más ciertos que los del mismísimo san Jorge. Los funcionarios, cualquiera que sea la categoría, mantienen un pacto tácito con estas bestias inverosímiles y cada día como hoy, miércoles antes del Corpus, a las doce del mediodía, todas las oficinas sufren un repentino abandono. "Venga, todos en busca de la Tarasca", dice el jefe, y la orden pasa veloz a los oficiales de primera y éstos la transmiten a los jefes de sección y de allí pasa a las restantes categorías del escalafón. Los bedeles, incluso los más cumplidores y fieles que se pueda imaginar, depositan sin recelo los legajos sobre las mesas, las estenógrafas suspenden los dictados, las secretarias desoyen los teléfonos y toda la grey funcionarial corre por la calle en busca del dragón. Qué enseñanzas extraen del monstruo los escribanos no lo sé, pero soy testigo de cómo salen de estampida a ver la procesión donde desfile la bestia bífida. ¿Qué opinaría el oficinista Franz Kafka de esta singular interrupción del trabajo para contemplar el paso del monstruo de Tarascón? ¿La acataría el meticuloso escribiente Bartleby? ¿Dónde está la clave que explique la devoción de los funcionarios por el endriago? ¿O es un mero pretexto para abandonar el trabajo? El fervor es más inquietante para los funcionarios municipales ya que quien imita el rugido del dragón es el delegado de Cultura, Fermín Camacho. El monstruo lo pisa este año un maniquí vestido por Mari Trini Jiménez y peinado por Barrales. Quizá, si investigáramos en profundidad, descubriríamos que cada gremio tiene su pasión insólita. Las monjas franciscanas de Cúllar, que el año pasado organizaron un concierto de rock en el convento para recaudar dinero para la instalar la calefacción, insisten este año con un espectáculo de salsa. ¿Qué pasará cuando las hermanas agoten los géneros musicales? ¿Fundarán una sección de hermanas mendicantes de los Full Monty?

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