Tribuna:

Del usuario de agua como presunto culpable

F. M. decidió un día cambiar de casa. Y lo hizo. Dejó la antigua vivienda con ánimo de venderla y, por consiguiente, no dio de baja la luz ni el agua. Pasó un día y luego más y empezaron a llegar recibos que esperaba bajos dado el nulo consumo. Como la paloma de Alberti, se equivocaba. Aigües de Barcelona comprobó que el contador marcaba consumo cero, pero le facturó 54 metros cúbicos. Total: 16.661 pesetas. Capicúa. Perplejo, F. M. miró y remiró el recibo y lo comparó una y otra vez con el anterior. Todo era clarísimo: la lectura nueva era la misma de la última vez. ¿De dónde salían los 54 me...

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F. M. decidió un día cambiar de casa. Y lo hizo. Dejó la antigua vivienda con ánimo de venderla y, por consiguiente, no dio de baja la luz ni el agua. Pasó un día y luego más y empezaron a llegar recibos que esperaba bajos dado el nulo consumo. Como la paloma de Alberti, se equivocaba. Aigües de Barcelona comprobó que el contador marcaba consumo cero, pero le facturó 54 metros cúbicos. Total: 16.661 pesetas. Capicúa. Perplejo, F. M. miró y remiró el recibo y lo comparó una y otra vez con el anterior. Todo era clarísimo: la lectura nueva era la misma de la última vez. ¿De dónde salían los 54 metros cúbicos facturados y no consumidos? La compañía suministradora tiene un número 900 de atención al cliente donde se lo explicaron con claridad. Cuando se comprueba que el contador no marca, se supone que se ha averiado y se factura la media de los meses equivalentes en el año anterior, al tiempo que se da la orden de cambio del sistema de medición. Si el usuario reclama y demuestra que no vivía allí, no hay problema: se le devuelve el dinero cobrado indebidamente de forma inmediata. Un portavoz de la empresa asume la explicación y añade que el 0,44% de los contadores se avería y siempre del mismo modo: se bloquean y dejan de contar. En cambio, sólo el 0,04% de las lecturas cero corresponden a pisos vacíos. Así que Aigües de Barcelona, dando por sentado que el consumidor es culpable, le factura lo que considera oportuno y, cuando éste demuestra su inocencia -la de no haber consumido y la de haber creído que la compañía se fiaba de sus contadores-, le devuelve el dinero. Sin problemas. La empresa tiene claro que no actúa con prepotencia: la devolución, tras la reclamación, se hace ese mismo día con un talón. El usuario F. M. se pregunta qué habría ocurrido si no se hubiera dado cuenta.

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