Guerra cree que el pacto entre PSOE y Nueva Izquierda es "un error" que hay que "rectificar"

Alfonso Guerra, exvicesecretario general del PSOE, pidió ayer rectificar -"porque aún estamos a tiempo"- el pacto alcanzado entre su partido y Nueva Izquierda para que Cristina Almeida sea la cabeza de cartel en la Comunidad autónoma de Madrid. Ese pacto, según Guerra, "no aporta nada a la unidad de la izquierda". Entretanto, José Borrell, candidato socialista a la presidencia del Gobierno, se comprometió a esforzarse para "jugar el papel de equilibrio y de consenso" que facilite resolver el conflicto creado en la Federación Socialista Madrileña por la candidatura de Almeida.

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Alfonso Guerra, exvicesecretario general del PSOE, pidió ayer rectificar -"porque aún estamos a tiempo"- el pacto alcanzado entre su partido y Nueva Izquierda para que Cristina Almeida sea la cabeza de cartel en la Comunidad autónoma de Madrid. Ese pacto, según Guerra, "no aporta nada a la unidad de la izquierda". Entretanto, José Borrell, candidato socialista a la presidencia del Gobierno, se comprometió a esforzarse para "jugar el papel de equilibrio y de consenso" que facilite resolver el conflicto creado en la Federación Socialista Madrileña por la candidatura de Almeida.

"Estamos a tiempo de rectificar esto que, a mi juicio, ha sido un error", afirmó ayer sin ambages Alfonso Guerra al enjuiciar el pacto entre PSOE y Nueva Izquierda para las próximas elecciones en la Comunidad autónoma de Madrid.Guerra -momentos antes de presentar su libro Diccionario de la izquierda- advirtió que no quería decir una sola palabra sobre las personas que se incluyen en el pacto, en referencia a Cristina Almeida. En opinión del diputado socialista, el problema no es de personas, sino de quienes "eran antes partidarios de las primarias y, a la vista de la primera experiencia, ahora son contrarios". Y añadió: "Yo no hago más que intentar recordar que hay que cumplir el mandato del Congreso que decidió que habría primarias. Algunas personas que se sienten con el dogma de las primarias como si las tuvieran en un sagrario son, precisamente ahora, contrarias a que se celebren porque no les fue demasiado bien en la primera experiencia que ha habido".

Guerra hacía así una referencia expresa a la inmensa mayoría de la dirección del partido socialista, que apoyó a Joaquín Almunia en las primarias del partido para la candidatura a presidente del Gobierno y vio frustradas sus expectativas al salir elegido José Borrell.

Acuerdo desconocido

Guerra dijo que desconocía "si el acuerdo es sólo para Madrid" o si alcanza a otros ámbitos. De ahí se lanzó a la hipótesis de que el pacto, al que tachó de desconocido, alcanzase a todo el ámbito nacional y, en ese supuesto, su opinión es que "no parece razonable que el conjunto de la militancia socialista vaya a aceptar un acuerdo con un partido que jamás ha pasado por las urnas y del que no se sabe si tendrá millones de votos o cero votos".En su opinión, no se puede "hacer un pacto de este tipo y que se quiera ofrecer como un pacto de unidad de la izquierda, porque NI es un partido respetable pero un pequeño partido que carece de estructura nacional".

Alfonso Guerra estuvo acompañado, en la presentación de su libro, por los secretarios generales de CCOO, Antonio Gutiérrez, y de UGT, Cándido Méndez, así como del escritor Francisco Umbral. En la sala, además del presidente del PSOE, Ramón Rubial, estuvieron presentes un nutrido número de diputados que, habitualmente, son reconocidos como del sector guerrista.

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Por la mañana en el Congreso de los Diputados, José Borrell copresidió, junto con Juan Manuel Eguiagaray, la habitual reunión de los martes del Grupo Parlamentario Socialista, aunque allí no dijo ni una sola palabra de este asunto. En una rueda de prensa posterior, Borrell se extendió en hablar del asunto.

En la reunión del grupo, sólo la diputada por Madrid Enedina Álvarez intervino para poner de manifiesto que el acuerdo con NI ha creado desconcierto y perplejidad. Su intervención, según fuentes parlamentarias socialistas, fue seguida con algún murmullo y signos de que tal cuestión no competía al grupo.

El candidato socialista explicó que su propósito de conseguir lo que llamó "el equilibrio" se justifica porque "los acuerdos externos sólo sirven para reforzar a quien los hace si están basados y apoyados en consensos internos"; de otro modo pueden tener resultados distintos a los que se pretenden. Para Borrell, está claro que "si hay acuerdos no se pueden superponer unas primarias". Pero matizó: "Antes hay que valorar el acuerdo de las dos direcciones políticas".

A una pregunta sobre la contradicción de que muchas de las personas que, en Madrid, apoyaron su candidatura a la presidencia del Gobierno se rebelen ahora contra el acuerdo en favor de Cristina Almeida, Borrell precisó que los apoyos que recibió "servían para eso y nada más". Otra cosa es, añadió el candidato, que el haber apoyado su candidatura "no les quita capacidad a esas personas para mantener su posición".

Reflexión

Sobre la posibilidad de que haya pactos electorales con otras fuerzas políticas en distintos ámbitos, Borrell propugnó que "la dirección federal reflexione sobre la coordinación que debe existir entre un proceso de participación interna y otros de alianzas externas para llegar a quiénes son los mejores candidatos". En su opinión, la situación que se ha creado en Madrid "obliga a que los órganos federales piensen de qué forma se puede buscar la sinergia y no la contraposición entre ambos procesos". Borrell apostó porque este conflicto se resuelva en el ámbito donde se ha generado, es decir, en la Federación Socialista Madrileña, y se apoyó en la opinión del secretario general del partido, Joaquín Almunia, que, según dijo Borrell, se mostró partidario de esa solución en las charlas que ambos mantuvieron durante su reciente estancia en Oslo.

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